La educación es un pilar fundamental de la formación de capital humano que, de acuerdo a la investigación económica relevante, es clave para lograr un crecimiento económico alto y sostenido, como lo demuestran las experiencias de Corea del Sur y China.
Debido a ello, muchos países en vías de desarrollo, incluido México, han procurado asignar más recursos al gasto público en educación con el propósito, entre otros, de apoyar un mejor desempeño económico futuro. De hecho, desde hace por lo menos medio siglo, los informes respectivos de gobierno destacan el monto del gasto educativo en México.
Hace tres décadas, el gasto público en educación en nuestro país representaba el 4.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y para el ciclo escolar 2011-2012 alcanzó el 5.3 por ciento del PIB. Este gasto educativo creciente en nuestro país, sin embargo, no ha dado los resultados esperados.
En contraste, los datos disponibles para China muestran que en la década de 1980 registró un promedio de 4.4 por ciento del PIB en gasto público educativo y en 2010 ese gasto se había reducido a 3.1 por ciento. En Corea del Sur, las cifras fueron de 3.1 por ciento para el promedio en la década de 1980 y de 3.3 por ciento en 2011.
Es evidente, por tanto, que México es el que realiza el mayor gasto público en educación con respecto al tamaño de su economía, pero a pesar de ello aparece ubicado en materia educativa muy por detrás de China y, sobre todo, Corea del Sur, en todos los análisis comparativos internacionales.
Por ejemplo, en la clasificación del Foro Económico Mundial para 2012, México se ubica en el lugar 118 de 144 países en cuanto a la calidad de su educación primaria. China se ubica en la posición 42 y Corea del Sur en la 14.
De acuerdo a la fuente citada, la situación empeora en términos de la calidad en matemáticas y ciencias dentro de la educación superior y capacitación, donde México se coloca en el lugar 124, China en 33 y Corea del Sur en 8.
Adicionalmente, la evaluación más reciente publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destaca los resultados deficientes obtenidos por el sistema educativo mexicano en las pruebas internacionales, como el programa PISA de la misma OCDE, y en las nacionales como ENLACE y EXCALE.
El reporte de la OCDE señala que "Los resultados educativos en México pueden mejorar si se refuerza la eficacia en sus escuelas. La brecha en estándares entre el desempeño de los estudiantes en México y otros países de la OCDE sólo puede ser reducida si las escuelas se vuelven buenas en lo que hacen".
Esta conclusión, que se ha repetido en muchas formas a lo largo del tiempo, cae en oídos sordos en nuestro país. Nada se hace para corregir las enormes deficiencias de nuestro sistema educativo, entre las que destaca la mala calidad de los maestros y los programas docentes.
Pero quizá lo más alarmante es que la brecha creciente entre la educación en México y otros países emergentes se ensanchará más gracias a uno de los últimos legados de la administración de Felipe Calderón, que desincentivará el aprendizaje y la calidad de los alumnos, lo que afectará negativamente el crecimiento de la productividad en nuestro país.
Me refiero al desconcertante "Acuerdo número 648 por el que se establecen normas generales para la evaluación, acreditación, promoción y certificación en la educación básica", expedido por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 17 de agosto pasado.
Entre las "novedades" de este Acuerdo está el Artículo 15.2 donde se determina que "La acreditación de los grados primero, segundo y tercero de la educación primaria se obtendrá por el solo hecho de haberlos cursado." Y agrega: "En el supuesto de que un alumno no haya alcanzado los aprendizajes correspondientes al grado cursado… podrá permanecer por otro ciclo escolar en el mismo grado, siempre y cuando se cuente con la autorización expresa de los padres de familia o tutores".
Con este tipo de medidas no se contribuirá a mejorar, pero sí a empeorar, nuestro sistema educativo. No habrá reprobados en los primeros grados de primaria en México, pero medidas como ésa garantizan que seguiremos reprobados en las comparaciones internacionales.
Ojalá que las nuevas autoridades federales se decidan, de una vez por todas, a corregir en definitiva ésta y muchas otras fallas de nuestro sistema educativo, pues de lo contrario seguiremos perdiendo terreno en productividad y en el nivel de vida respecto a otras naciones emergentes.