Revive Gilio su alternativa
Un día como hoy, hace 20 años, los sueños de un lagunero se hacían realidad, en una jornada que lo abrazaba para convertirlo desde el mismo día en uno de los grandes de la fiesta brava mexicana.
Fue justo en el festejo del 46 Aniversario de la Monumental Plaza México, donde el destino quiso que Arturo Gilio se convirtiera en matador de toros, cumpliendo así su sueño abrigado desde niño, dando con ello inicio a una carrera que se alargó por ocho años, lapso en el que visitó prácticamente todas las plazas del territorio nacional.
En esta etapa, consiguió importantes triunfos al lado de las principales figuras de la época, tanto nacionales como españoles, ganándose un sitio privilegiado en el gusto de la afición a la fiesta brava, debido a su singular estilo de sentir e interpretar el toreo, actividad que disfrutó al máximo mientras tuvo la capacidad de soñar y de afrontar el reto de jugarse la vida ante el toro.
El matador recuerda que tras cinco años de campaña como novillero, iniciados el 7 de septiembre de 1986 en Camargo, Chihuahua, donde tuvo su debut, alternando con José Luis Orozco, Alejandro Soriano y Carlos Ortega, en 1990 resultó triunfador de la temporada novilleril en la Plaza México, luego de cortar cinco orejas y haber salido tres veces en hombros.
Ese año, el lagunero logró acreditarse tres de las cuatro preseas en juego, siendo estas: 'Triunfador de la temporada', 'Mejor faena' y 'Mejor par de banderillas', dejando constancia de su clase y calidad torera.
En su última participación del año, le realizó una gran faena a 'Chinelo', un ejemplar de Javier Garfias, en una tarde que pudo terminar en indulto y culminó de manera dramática, al sufrir fractura de tibia y peroné.
Tras un largo proceso de rehabilitación y gracias a esa gran temporada como novillero, coronada con la gran faena a 'Chinelo', Arturo Gilio recibió la propuesta de tomar la alternativa en la Plaza México, honor que menos de 25 matadores han tenido y que desde luego significa un gran orgullo para el ahora empresario.
"Recuerdo algunas cosas de ese día, como ese largo túnel por el que pasamos los toreros para llegar al ruedo; es imponente, porque luego de recorrerlo, salimos para encontrarnos con un escenario inmenso, que en fechas como esa siempre está lleno.
Curiosamente no sentí miedo, fue todo lo contrario, experimenté una alegría inmensa, finalmente se trataba de hacer realidad mi sueño. Me sentía muy satisfecho de llegar hasta donde yo había querido y dejé en las manos de Dios lo que venía al salir al ruedo''.
Otro de los grandes momentos vividos ese día para el matador, fue el tener la posibilidad de brindarle el toro a sus padres, en lo que fue un momento muy emotivo, más por tener ahí la presencia de su mamá, quien prácticamente nunca había ido a las corridas de toros, aunque ese día la convenció para que estuviera ahí, al fin se trataba de un día muy especial para ese torero que finalmente se doctoraba. "Ahí les brindé la muerte del toro 'Chirusín'.
Ese día, Arturo alternó con Jorge Gutiérrez, la gran figura de la época en México, además de Roberto Domínguez, una de las figuras de España, hoy apoderado de Julián López 'El Juli', con quienes lidió astados de Santiago, propiedad de 'Pepe' Garfias, también la mejor ganadería de esa época.
"Al entregarme los trastes de torero, recuerdo las palabras de matador Domínguez, quien me advirtió que la fiesta brava era muy difícil, además de invitarme a que me sintiera contento y preparado.
Me dejó en claro que sería una lucha constante con todas las figuras del toreo para poder ganarme un lugar, además de que nunca dudara de mi capacidad y me brindara siempre al ciento por ciento en el ruedo''.
REGALO DE DIOS
Tras realizar una buena faena a 'Chirusin', el toro de su alternativa, todo hacía suponer que Gilio cortaría al menos una oreja al astado, pero los nervios propios de un debutante, lo hicieron pinchar.
"Del segundo toro ni recuerdo su nombre, fue realmente malo y nada pude hacer con él, pero justo cuando lo lidiaba, se me acercó mi apoderado Marcelo Acosta, quien me dijo que la empresa preguntaba si quería regalar un toro.
Desde inmediato accedí, finalmente era regalado y yo estaba en busca de hacer algo digno en mi alternativa. Ese toro había sido ofrecido primero al maestro Jorge Gutiérrez, quien lo rechazó alegando que el lote en general había sido malo y no tenía caso matar uno más.
Él rechazó la suerte, pero yo le abrí las puertas y no la desaproveché, así fue que lidié al toro 'Genovés', el cual me dio la oportunidad de presentarme por la puerta grande el día de mi alternativa, al cortar un rabo en el máximo escenario de la fiesta brava mexicana''.
Arturo Gilio es uno de los dos toreros que ha cortado rabo en su alternativa en la Plaza México, siendo el otro exponente, Rafael Rodríguez 'El Volcán de Aguascalientes', quien lo logró en 1948.
"Las cosas simplemente se dieron, yo salí inspirado, la gente estaba conmigo, además de que un año y medio antes, hubo una petición de indulto. En ese momento dije: Este rabo es mío y no lo voy a dejar ir; cuando hay indulto, los elogios son para el toro, pero cuando se corta rabo los elogios son para el torero por su excelente faena ante un buen ejemplar''.
Esa gran tarde, le abrió las puertas del éxito a este torero lagunero, quien se mantuvo vigente en los ruedos por ocho años, donde logró salir en hombros dos tarde más en la Plaza México, además de inaugurar una temporada grande al lado de David Silvetti, con triunfos importantes en las ferias nacionales de Texcoco, Aguascalientes, Puebla y León, entre muchas del país, donde gracias Dios, casi siempre tuve excelentes resultados.
'MANOLO' MARTÍNEZ, UNA FIGURA ADMIRADA
Para este torero, ahora en retiro, fue la figura de 'Manolo' Martínez una inspiración de superación, hasta convertirse en una figura muy admirada para él, ello gracias a sus enormes cualidades en el ruedo.
"Le admiraba por que daba al toro su distancia, su toque, su temple; le pensaba a cada toro. Me tocó verlo al final de su carrera, pero también me gustaba verlo tentar; era mi ídolo''.
Respecto a Eloy Cavazos, dijo: "Es un maestro, daba gusto verlo en las plazas; entendía bien a los toros, los hacía verse bien, tenía una gran capacidad de recepción, de diez a nueve le hace una gran faena''.
UNA ETAPA DE MÁXIME DISFRUTE
Al recordar su etapa como matador de toros, con nostalgia afirmó que fue sin duda un gran capítulo de su vida, la que disfrutó al máximo en todas sus facetas, ya que en cada una de ellas tuvo un gran aprendizaje, tanto en su vida dentro del ruedo, como en calidad de ser humano.
"Disfrutaba todo, esos largos viajes en carretera con mi grupo, donde pasábamos horas platicando de nuestras anécdotas, la familia, los sueños y de todo lo que se puede hablar durante esos viajes por todo México. Yo personalmente viajaba por carretera alrededor de 120 mil kilómetros al año.
Muchas veces no había tiempo para el descanso, ya que toreábamos siete veces a la semana en ciudades diferentes, así que en la carretera comíamos, dormíamos e intentábamos descansar, y en sí vivíamos.
Dijo tener muy presentes los recuerdos de lo vivido, como era el momento de vestirse de torero, cuando con especial cuidado y respeto, se colocaba cada pieza de su traje de luces, las cuales son especialmente cuidadas por él, al ser parte de esa mezcla de emoción y miedo a lo que se enfrentaba en el ruedo.
"A la muerte se aprende a respetarla en cada tarde de toros. Aún después de años de retiro, le tengo respeto, no me expongo a lo tonto, evito situaciones de riesgo absurdo. Soy un agradecido con la vida y lo que me ha Dios, vivo intensamente cada momento en el día a día.
Estoy preparado para el día en que él me llame, pero hago lo necesario para seguir aquí, al lado de los seres que amo''.
SUS MOMENTOS MÁS IMPORTANTES
Arturo Gilio recuerda como uno de sus momentos más bonitos en el toreo, cuando por vez primera se vistió de luces en Mapimí, Durango, aún en su etapa de principiante, un día soñado que sirvió de preámbulo para lo que posteriormente vendría.
En contraparte, recordó como una época difícil el momento en que tuvo que dejar su casa para ir en busca de sus sueños, debido dejar atrás a su familia, que en ese momento no le ofrecía su apoyo para ello y aunque no debió sufrir privaciones como en muchos otros casos, ya que siempre tuvo la solidaridad del medio taurino para salir adelante, tuvo que esperar a que el tiempo hiciera su parte para disfrutar de ese apoyo familiar, fundamental para alcanzar posteriormente el éxito en el medio.
HOMBRE SOBRIO "Los triunfos de un torero son el resultado de su preparación y el deseo de ser torero. El toro sale a matar, los triunfos ante el astado son de verdad. Mi carrera la supe llevar y tras la fractura todo fue hacia arriba. Muchos triunfos y fracasos viví, los cuales me ayudaron a madurar, a entender el porqué de muchas cosas. Algunas veces lloré, luego de los festejos en el ruedo reflexionaba y eso me ayudó a madurar. Hoy puedo decir que tengo muchos triunfos, satisfacciones y muchos amigos que fui cosechando en mi camino dentro de la fiesta brava''.
El matador dijo que luego de vivir con toda intensidad su vida, si Dios le diera la oportunidad de volver a nacer, es un hecho que volvería a ser torero, aunque se dijo consciente de que tendría que prepararse aún más, ya que la lucha es más difícil ahora, de ahí que se preocuparía por hacer cosas diferentes, por agradar más al público, por darle la alegría de disfrutar de un buen toreo.
Al referirse a sus hijos, confesó no le gustaría que uno de sus hijos se inclinara por ser torero, pero de darse, dijo lo apoyaría y no le cerraría las puertas a sus sueños, aunque dejó en claro que sería igual de duro con su hijo que con cualquier otra persona que hoy en día se le acerca a pedirle una oportunidad.
"Esto es serio, en el ruedo un torero se juega la vida, todos lo sabemos y por ello debemos cuidar las formas, no podemos dejar entrar a gente improvisada, no es cuestión de ser elitistas, sino de responsabilidad, de saber que aquel que entre a un ruedo está muy bien preparado y que los riesgos de sufrir un percance sean menos, aunque nunca se está a salvo de ello por completo''.
ACABÓ EL SUEÑO Y CON ELLO LA CARRERA
Tras las diferentes versiones sobre el adiós de Arturo Gilio a los ruedos, el matador habló claro y estableció que su retiro se debió a razones meramente personales y su decisión fue clara.
"Mi adiós fue definitivamente porque dejé de soñar, de querer ser figura del toreo. Cuando dejé soñar, perdí la ilusión de morirme en el ruedo y si uno no está dispuesto a morirse en el ruedo, no tiene caso seguir ahí''.
Dijo que al acabarse su sueño de torero, ya tenía nuevos objetivos, de ahí que hoy trabaje en otras facetas, entre ellas la de empresario taurino, donde busca seguir ofreciendo espectáculos al público lagunero, además de promover la formación de toreros mediante la creación de la Academia de la Cultura Taurina, donde niños y jovencitos reciben una formación profesional sobre la fiesta brava, desarrollándose su talento y cualidades.
EL ADIÓS
El 20 de noviembre de 1999, Arturo Gilio puso punto final a su carrera en el ruedo de la Plaza de Toros Torreón, donde alternó con Manolo Mejía y Federico Pizarro, lidiando ejemplares de Corlomé.
A su retiro, luego de ocho años de trayectoria, Arturo Gilio suma 270 festejos como matador de toros, con alrededor de 240 orejas cortadas, tres rabos y tres indultos. Además, en su etapa como novillero, sumó 104 festejos en cinco años.