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Riesgosa sociedad: Televisa-Iusacell

JESÚS CANTÚ

Las condiciones que la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) impuso a Televisa y Iusacell (empresa del Grupo Salinas -dueños de TV Azteca- dedicada a la telefonía celular) para permitirles concretar la compra por parte de la primera del 50% de las acciones de la segunda, evidencian el poder del duopolio televisivo.

Las opiniones respecto a las condiciones van desde que son "onerosas, restrictivas y muy duras", como dijo Luis Niño de Rivera, vocero de Iusacell; hasta el otro extremo de que son "no suficientes…para evitar los riesgos que la operación implica en los mercados…", como señala Miguel Flores Bernés, el único comisionado de Cofeco que votó en contra; o que "…no evitan la colusión, sólo paliar algunos efectos nocivos", como dice Irene Levy, presidenta de Observatel.

Pero más allá de esta valoración, que desde luego es importante, las condiciones reflejan la actitud de las autoridades frente a las televisoras y la capacidad que éstas tienen para determinar las reglas de los mercados que dominan.

La oposición del duopolio a una tercera cadena se manifestó en diversos momentos, entre los que destaca particularmente la embestida orquestada de las dos televisoras en contra de Isaac Saba, en el 2007, cuando éste se asoció con Telemundo y GE (General Electric) para buscar obtener la tercera cadena. Tan pronto se conoció la conformación del consorcio Palma 23, el duopolio lanzó una campaña de desprestigio en contra del oligopolio en la distribución de medicamentos, en el que participa Saba. La ofensiva fue de tal magnitud que lo hizo desistir de su interés. Pero la intimidación no es la única herramienta que tienen las televisoras para impedir la creación de una tercera cadena, también pueden recurrir a las vías legales para obstaculizar el buen desarrollo de la licitación e, incluso, llegar a los amparos para entorpecer el proceso.

Pero en lugar de que las autoridades hagan valer la ley y sometan al duopolio a la misma, optaron por aprovechar que en estos momentos Iusacell está al borde de la quiebra y requiere de capital fresco para salvarse, para obligarlos a mantenerse al margen de la licitación, pues de no concretarse, en 24 meses, la creación de la tercera cadena, la sociedad se disolverá.

La segunda de las condiciones es muy similar, de sobra es conocido que desde principios de este año, las dos televisoras le cerraron sus pantallas al Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim, así que la segunda condición los obliga a abrírselas nuevamente. En el caso de la tercera condición, que prohíbe a Televisa y Tv Azteca "condicionar la venta de espacios publicitarios a la contratación de Iusacell por parte de sus clientes", no se tienen evidencias tan públicas y contundentes como las dos anteriores, pero su colocación y los antecedentes del Grupo Salinas, son una muestra casi irrefutable de que ya recurrieron a dicho "argumento", para obligar a algún interesado en anunciarse en TV Azteca a contratar también sus servicios de telefonía celular.

Así que, por lo menos, estas tres primeras condiciones en realidad lo que muestran es la debilidad de la autoridad, pues su cumplimiento no puede estar condicionado a una negociación o transacción, que es prácticamente lo que está haciendo la Cofeco. Es tan evidente lo injusto e ilegítimo de las tres situaciones que su impedimento debe ser obligatorio para todos y siempre, sin importar la coyuntura o las intenciones o necesidades de los sujetos obligados.

Por otra parte, esta semana también se anunció una alianza entre Iusacell y Telefónica Movistar, para compartir infraestructura y lograr una mayor cobertura del territorio nacional, lo cual en sí mismo no está mal, especialmente porque en el mercado de la telefonía celular el acaparador es Telcel y el acuerdo permite contrarrestar un poco su poder, sin embargo, este acuerdo y la sociedad autorizada por la Cofeco, no considera que desde 2010 existe un convenio entre Megacable (Televisa) y Telefónica para operar un par de hilos de fibra oscura de la CFE.

Las tres alianzas: la compartición de infraestructura entre Telefónica y Iusacell; la alianza entre Televisa y Telefónica; y la sociedad de Televisa y Iusacell conforman una trilogía que puede conducir a la creación de un nuevo duopolio (Telcel y este grupo de tres) en este caso en telefonía, fundamentalmente la celular, que será el futuro, dado que la fija tiende a desaparecer, sin necesariamente traducirse en beneficios para el usuario; y consolidar un monopolio de facto en la televisión, abierta y restringida, ya que la creación de una tercera cadena no garantiza beneficios para los usuarios ni la mejora de las condiciones del mercado televisivo.

Como bien señala Jorge Fernando Negrete, en el boletín electrónico Mediatelecom Policy & Law: "Ante el avance tecnológico en el negocio de TV, se requiere que complementario a la licitación de frecuencias para uso comercial de contenidos, se fortalezcan los medios públicos y comunitarios, así como la producción nacional independiente, al tiempo que se permita que otros operadores de telecomunicaciones pudieran proveer televisión y producir contenidos audiovisuales; de esta forma, el mercado mexicano contaría con uno o más competidores adicionales a través de diversas plataformas".

Nada o muy poco es lo que se gana en materia de telefonía celular y mucho lo que puede perderse en materia de televisión abierta y restringida, pues aunque se cree la tercera cadena, ésta se enfrentará a un monstruo con el que difícilmente podrá competir. Pero lamentablemente las televisoras aprovechan nuevamente el momento electoral para consolidar su poderío.

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