Romano llega a Morelia con la mentalidad de ser campeón. (EFE)
La emoción de recuperar el tiempo perdido es algo que Rubén Omar Romano respira desde el pasado fin de semana, y a pocos minutos de haber sido presentado en el estadio Morelos, el ex futbolista argentino ya escucha a la afición moreliana pedir una tercera final, y romper con el maleficio de coronas perdidas en torneos cortos.
El Club Atlético Celaya fue el primer equipo mexicano que dirigió Rubén y consiguió la hazaña de salvarlo del descenso, aunque después tuvo la oportunidad de llegar a dos finales bajo el mando de Monarcas Morelia, ante Toluca y Monterrey respectivamente, las derrotas ante ambas escuadras marcarían un bajo rendimiento en su carrera y su paso como entrenador de Tecos y Pachuca se tornó infame y gris.
Nacido bajo el signo de Tauro este argentino demuestra que la fortaleza que caracteriza a este elemento zodiacal es fundamental en su vida: la racha de 21 partidos consecutivos sin conocer la victoria, el secuestro vivido en el 2005 cuando dirigía en Cruz azul y la pésima campaña perpetrada con los Rojinegros del Atlas y con las Águilas del América, a quienes incluso colocó en el último lugar de la tabla general, han descontado al argentino a tal grado que su comienzo en Santos fue espectacular.
A partir del 2010 Romano revivió un momento de crisis en su carrera, al caer de nuevo en dos finales frente a Toluca y Monterrey, pero ahora al mando de Santos de Torreón. A principios del 2011 el técnico lagunero es destituido por generar conflicto entre él y la tribuna rival en un partido ante Gallos Blancos de Querétaro.
La historia del ex mediocampista del Club León y Necaxa apunta que después de rachas prodigiosas, los momentos con resultados inesperados regresan, y que la historia frente a los Diablos Rojos del Toluca y los Rayados del Monterrey podría resurgir en esta segunda oportunidad con Monarcas.