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Romney gira a la derecha

Actitudes

JOSÉ SANTIAGO HEALY

Mitt Romney optó por virar a la extrema derecha y jugarse el todo por el todo al seleccionar a Paul Ryan como compañero de fórmula del Partido Republicano para llegar a la Casa Blanca.

De 42 años de edad, más que conservador, líder del Comité de Presupuesto en la Cámara de Representantes y cercano al Tea Party, Ryan podría convertirse en el vicepresidente más joven en la historia de Estados Unidos si logra triunfar con Romney en las elecciones de noviembre.

Una máxima política del vecino país señala que los candidatos a vicepresidentes no ganan las elecciones, pero sí pueden perderlas.

Ocurrió hace cuatro años cuando el senador John McCain escogió a la exgobernadora Sarah Palin como aspirante a la vicepresidencia, una mujer valiente y de convicciones firmes, pero sin la experiencia política necesaria para alcanzar la victoria.

En cambio Barack Obama acertó al invitar al entonces senador Joseph Biden como su compañero de fórmula. Senador con trayectoria y demócrata moderado, Biden inspiró confianza y seguridad a los electores en los comicios de 2008.

A final de cuentas los votantes no desean grandes figuras como vicepresidentes sino políticos confiables que puedan tomar el mando del país en caso de que muera el presidente en turno.

Romney barajaba otras alternativas menos riesgosas como el senador de Ohio, Rob Portman, y el senador de Florida, Marco Rubio, político de origen cubano que estuvo muy cerca de llegar a la designación como candidato a la vicepresidencia.

Pero seguramente por complacer a los críticos de su partido se decidió por el legislador Ryan, quien es considerado un sólido defensor de las ideas más conservadoras de los republicanos además de ser un especialista en materia de presupuestos fiscales.

Originario de Janesville, Wisconsin, católico de religión, casado y con tres hijos, Ryan llegó al Capitolio a los 29 de años de edad y desde entonces no ha perdido elección alguna en su distrito. Es muy respetado en el Congreso aunque sus firmes posiciones en contra del plan de salud de Obama le han generado críticas furibundas por parte de los demócratas. Es también un agresivo opositor del déficit fiscal y de los excesivos incrementos del gasto público del actual gobierno.

Su designación como compañero de fórmula de Romney provocó fuertes sacudidas tanto en su partido como en las filas demócratas. El ala conservadora republicana se mostró feliz por la incursión de Ryan lo que vino a inyectarle nueva energía a la campaña de Romney que después de su gira por Europa parecía venirse abajo ante varios yerros cometidos.

Los demócratas a su vez brincaron de júbilo porque consideran que el conservadurismo de Ryan será tierra fértil para las críticas durante los próximos debates y mítines políticos. El propio Barack Obama lanzó una serie de spots televisivos contra los republicanos y no pierde oportunidad para cuestionar a sus adversarios a través del twitter.

En dos semanas más -agosto 27-se iniciará la convención del Partido Republicano en Tampa, Florida, en donde tanto Romney como Ryan serán ungidos como candidatos a la presidencia y vicepresidencia de Estados Unidos, respectivamente. Para entonces conoceremos mejor la reacción del electorado hacia esta importante decisión tomada por Mitt Romney.

Entre las ventajas de Ryan como parte de la fórmula republicana podemos mencionar su seriedad intelectual, su trayectoria electoral impecable, la juventud y su amplio conocimiento de las finanzas públicas.

Como desventajas destacan su corta carrera política, su escasa experiencia en asuntos internacionales y su línea conservadora que le atraerá simpatías, pero también muchos ataques.

Romney ha decidido, pues, correr la carrera presidencial por el carril de la extrema derecha, en una maniobra audaz y riesgosa que tiene similitud con la campaña de Ronald Reagan cuando en 1980 impidió la reelección de Jimmy Carter, un presidente abrumado por la crisis económica y las pifias de la política exterior de su régimen.

Hoy son tiempos distintos, Obama no es Carter como tampoco Romney es Reagan, pero sin duda una vez más la economía decidirá el futuro de Estados Unidos el martes 6 de noviembre.

Por cierto, ¿con quién le iría mejor a México y a su nuevo presidente? ¿Con cuatro años más de Barack Obama o con la elección del republicano Mitt Romney? Ya tocaremos el tema en un próximo artículo.

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