Crítica a la gramática. El Cuervo blanco, novela y biografía acerca de Rufino José Cuervo, que fue un filólogo colombiano, fue escrito por el novelista Fernando Vallejo. (ARCHIVO)
"La historia de un idioma es la de sus caprichos", escribe Fernando Vallejo en su nuevo libro El cuervo blanco, novela y biografía acerca de Rufino José Cuervo, filólogo colombiano, autor de una obra colosal, el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, que él inició en los años 70 del siglo XIX y que fue concluida en la década de los 90 del siglo pasado, una obra descrita como la historia o la novela de las palabras, como la definió Gabriel García Márquez.
Tampoco en este libro salen bien librados los presidentes y el resto de la clase política, pero son otros los propósitos de Vallejo -quien ya había hecho las biografías de los poetas colombianos Porfirio Barba Jacob, El mensajero, y de José Asunción Silva, Chapolas negras-. Aquí reconstruye minuciosamente los pasos de Silva, otro que como Barba Jacob y Vallejo mismo, debió dejar Colombia a otro país.
A partir de su correspondencia, libros y archivos, de artículos de periódicos y ensayos de terceros, el autor de la serie de novelas El río del tiempo y de La virgen de los sicarios, que integran algunos de sus 18 libros, narra el proceso de creación de los libros de Cuervo, las formas de trabajo como estudioso del idioma, su relación con otros autores colombianos y latinoamericanos -entre éstos, Joaquín García Icazbalceta, filólogo también y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
Uno de los méritos del libro está justamente en la reconstrucción del personaje a partir de los archivos; otro es la coincidencia que dos autores, Vallejo y Cuervo, tienen en cuanto a su pasión por conocer e indagar en las historias, antecedentes y motivos -si es que los hay- que tienen las palabras del idioma español.
De la mano de Rufino José Cuervo -a quien todo el tiempo llama "don Rufino" y a quien convierte en santo-, Vallejo expone en esta obra muchas críticas e inquietudes que había expresado antes en otros libros y entrevistas sobre la situación del español.
En El cuervo blanco Vallejo escribe respecto al filólogo de origen bogotano: "Hoy leyéndolo a él -sus cartas, sus prólogos, sus artículos- me invade una gran tristeza: su lenguaje está completamente envejecido. El viento se lleva las palabras, los gusanos se comen los cadáveres y Cronos acaba hasta con el nido de la perra, como decía mi abuela. Hoy el español no es más que un adefesio anglicado. Si algún genio tuvo algún día, el tapón de la botella no les quedó bien cerrado y por ahí se les evaporó".
EXCESOS DE LA LENGUA
Al presentar su nueva obra, publicada por Alfaguara, en la pasada Feria Internacional del Libro de Bogotá, Vallejo dialogó con el público sobre algunos usos, abusos y excesos en el idioma. Por ejemplo, respecto al uso excesivo de las mayúsculas apuntó:
"Esa es una enfermedad que está padeciendo el español hoy. Estamos poniendo infinidad de palabras con mayúscula. Por ejemplo, ¿cómo vamos a poner presidente con mayúscula? Eso es con minúscula. ¿Y cómo vamos a poner el Honorable Congreso con mayúsculas? Congreso hay que ponerlo con minúscula y el honorable hay que quitárselo".
Acompañado desde su infancia por uno de los libros de Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, Vallejo se pregunta en su libro:
"¿Fracasó entonces Cuervo, como el común de los gramáticos, en su intento de apresar este idioma? Sí pero no. Con su diccionario atiborrado de decenas de miles de citas hizo ver como nadie que el idioma no es como el genio de Aladino que se deja encerrar en una botella, sino un genio rebelde, cambiante, caprichoso, que se sale de donde lo quieren meter y no lo agarra ni el loquero".
Vallejo se refiere a la empresa de Cuervo, en el Diccionario de construcción y régimen como el "infinito catálogo de nueve siglos y medio de caprichosas y cambiantes palabras contados desde que el latín de Hispania se convirtió en su amada lengua castellana hasta su tiempo, la segunda mitad del siglo XIX".
El cuervo blanco es también un libro donde se advierten esos caprichos del idioma a los que se refiere Vallejo constantemente. El escritor compara los usos diversos de un país hispanoamericano a otro.
Da varios ejemplos, como lo que pasa con los insultos que, en algunos casos, dejan de ser agravios: "De tanto insultar con 'hijueputa', en Colombia esta palabra se devaluó, se le evaporó su carga de odio, y los bienhablantes pasaron entonces a insultar con 'gonorrea'...".
Más adelante, Fernando Vallejo interroga acerca de otros caprichos del idioma español:
"Y por qué lindo tiene superlativo, lindísimo, mientras que bonito no lo tiene, pues no decimos bonitísimo? ¿Y por qué a mecánicaménte, que tiene dos acentos, no le pone la Academia sino uno, en la a y últimamente ni ese? ¿Y por qué el hijo que pierde a sus padres es huérfano, mientras que los padres que pierden al hijo no son nada, pues no tenemos palabra para designar su orfandad? Y por qué limosnero en España es el que da limosna y en América el que la pide? ¿Y por qué hay tocayo de nombre pero no tocayo de apellido? ¿Y por qué en España no usan el tocayo? Porque al idioma no le dio la gana ni en América ni en España", se responde al mismo tiempo el escritor.
Así, El cuervo blanco es también un libro que con la escritura que caracteriza a Vallejo, se aprende sobre el idioma, su uso, sus cambios.
Monumento a la lexicografía
⇒ Mientras que al Pequeño Larousse definir la palabra extraño le toma seis líneas, y el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia le dedica 17 renglones, el Diccionario de Construcción y Régimen de la Lengua Castellana va mucho más lejos y en 15 páginas cuenta la historia, biografía, usos y oficios de esa palabra.
⇒ Son casi 10 mil las palabras que se definen en esta obra, a partir de su sintaxis (la manera como se coordinan y unen las palabras), y con base en numerosas citas de autores en lengua española, desde el siglo XII hasta el presente.