Apoyos. En la imagen seguidores del presidente Bashar Assad que ha intensificado sus lucha contra las protestas que buscan su salida del gobierno sirio.
El desafío de Rusia a las gestiones internacionales para terminar con la represión del presidente sirio Bashar Assad contra la insurgencia callejera se basa en creer que así podrá mantener su presencia en el Medio Oriente: respaldando a su último aliado en la región, sin nada que perder si fracasa.
El Kremlin se ha enfrentado a Occidente al blindar al régimen de Assad de las sanciones de la ONU y al seguir dándole armas pese al embargo militar impuesto por otras naciones.
Empero, las relaciones entre Moscú y Washington ya son tirantes por el escudo de defensa antibalístico de Estados Unidos y otras disputas. El primer ministro Vladimir Putin parece deseoso de desafiar a Estados Unidos con vistas a los comicios presidenciales rusos de marzo, que confía ganar.
"No tendría sentido que Rusia retirara su apoyo a Assad", comentó el analista Ruslan Pukhov, director del independiente Center for Analysis of Strategies and Technologies (Centro para el Análisis de las Estrategias y Tecnologías). "Es el último aliado que le queda a Rusia en el Medio Oriente, lo que le permite tener cierta influencia en la región".
Además, Moscú podría esperar que Assad pueda aferrarse al poder con su ayuda, obteniendo más contratos para la adquisición de armamento y otras lucrativas ventajas.
Los observadores destacaron que Rusia no pierde nada si respalda a Assad, como tampoco tiene nada que ganar si respalda a la oposición.
"Rusia ha cruzado el Rubicón", dijo Igor Korotchenko, presidente del Center for Analysis of Global Weapons Trade (Centro para el Análisis del Comercio Mundial de Armas).
Agregó que Rusia será considerada siempre el mecenas del régimen de Assad, independientemente del resultado del conflicto, por lo que son muy pocos los incentivos para tender puentes con los insurgentes. La ONU calcula que más de 5,400 personas han muerto desde que comenzó el levantamiento en marzo.
"Rusia será considerada la aliada del dictador. Si es derrocado el régimen de Assad, sería el fin de la presencia de Rusia", opinó Fyodor Lukyanov, director de la revista Russia in Global Affairs (Rusia en los asuntos globales).
Siria ha sido el mejor aliado de Moscú en el Medio Oriente desde la era soviética, cuando estaba regida por el padre del actual presidente, Hafez Assad. El Kremlin lo consideró un contrapeso a la influencia estadounidense en la región y surtió abundantes armas al régimen de Damasco en sus guerras contra Israel.
Pukhov pronosticó que Rusia no tomará acciones más fuertes en apoyo a Damasco.
"Ir más allá significaría una confrontación abierta con Occidente y Rusia no necesita eso", dijo.
Siria busca recuperar suburbios
El ejército sirio lanzó ayer una ofensiva para recuperar el control de los suburbios al Este de Damasco, donde chocó con grupos de desertores en un enfrentamiento que provocó la desbandada de los vecinos y dejó por lo menos tres civiles muertos, dijeron activistas.
En otro episodio, seis soldados murieron por la explosión de una bomba cerca del autobús donde viajaban a pocos kilómetros al sur de la capital.
Los activistas dijeron que las fuerzas del gobierno despacharon decenas de tanques y vehículos blindados para reforzar sus posiciones en un cordón de suburbios y pueblos en las afueras de Damasco, donde desertores del ejército se han mostrado cada vez más activos en los últimos días.
En esa zona se produjeron el jueves algunos de los combates más intensos, cada vez más cerca de la capital, en momentos en que el régimen del presidente Bashar Assad se esfuerza por reprimir a los manifestantes de oposición y los soldados disidentes.
El levantamiento de 10 meses contra Assad, que comenzó con manifestaciones en gran medida pacíficas, se ha militarizado cada vez más a medida que más opositores y desertores han tomado armas contra el régimen.
El ataque a los suburbios parece ser una indicación de la presencia creciente de soldados disidentes cerca de la capital y de la preocupación del régimen. Aunque la capital estrictamente controlada ha estado en calma relativa desde el comienzo del levantamiento, los suburbios han presenciado manifestaciones enérgicas de protesta y los desertores del ejército se han mostrado cada vez más activos en los últimos meses.