Alfredo Gurrola
Esto no es otra cosa más que “estar en chin... y jode”, exclama Arturo Ripstein cuando se le recuerda su larga carrera, aún activa, a sus 68 años de edad. El director de El Lugar Sin Límites y El Castillo de la Pureza forma parte del pequeño club de cineastas, mayores de 65 años, que confirman el refrán mexicano de que el diablo sabe más por viejo, que por diablo.
Junto con otros como Felipe Cazals (Canoa), de 74 años; Jorge Fons(El Callejón de los Milagros), de 72 y Jaime Humberto Hermosillo (La Tarea), de 70, Ripstein siguen dando de qué hablar.
Su longevidad va en camino a compararse con otras figuras del celuloide mundial, reconocidas por la calidad que logran en sus películas, en mucho por la experiencia.
Un caso extraordinario es el del portugués Manoel de Oliveira, quien a sus 103 años sigue concretando en la pantalla grande, encontrándose en la posproducción de Gebo et l’ombre,
con la francesa Claudia Cardinale.
¿Habrá algún pacto diabólico para poder explicar esto?
Ellos mismos responden. “Las películas las hago porque no puedo evitarlo, aunque tardo lo mismo en levantarlas que cualquiera”, dice Ripstein, quien espera el estreno de Las Razones del Corazón, una versión libre de la novela clásica Madame Bovary. “Son algo que seguiré haciendo hasta que pueda. Si hay gente que las
pueda apreciar, amigos desconocidos, es bien recibido”, agrega el realizador.
SIN APURARSE
La figura de director es la más importante dentro de un set. Jorge Fons lo sabía cuando dirigió
la superproducción El Atentado, donde coordinó a más de 70 actores en escena y 3 mil extras.
“Era impresionante ver su manejo, llegaba y nos decía que no había nada para que nos saliera preciosa alguna escena”, recuerda Irene Azuela. Y es que, como dicen, lo bien aprendido jamás se olvida.
Alfredo Gurrola (Gavilán o Paloma y Días de Combate) tardó 20 años en volver al set de rodaje para hacer Borrar de la Memoria. Cuando llegó, se encontró con un crewal que les doblaba la edad sin problema. “Después de tanto tiempo en esto (haciendo telenovelas) cuando uno ve el
guión, ya está viendo la película, entonces lo importante es llevar lo que te imaginaste a la pantalla”, cuenta Gurrola. “El ritmo no se pierde, por el contrario, sabes que debes hacer mucho trabajo de escritorio y cuando llegas al set, por eso ya no haces tomas de más”, agrega.