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'Salimos de casa sin saber si vamos a regresar'

Comprometido. Benigno Félix Carrillo tiene 60 años de edad y desde hace 40 trabaja en la Policía de Torreón. Es un elemento que ha destacado por su compromiso incondicional con la ciudadanía, pues a lo largo de su carrera ayudó a rehabilitarse a muchos jóvenes adictos.

Comprometido. Benigno Félix Carrillo tiene 60 años de edad y desde hace 40 trabaja en la Policía de Torreón. Es un elemento que ha destacado por su compromiso incondicional con la ciudadanía, pues a lo largo de su carrera ayudó a rehabilitarse a muchos jóvenes adictos.

CRISTAL BARRIENTOS

Cuando Benigno estuvo a cargo de la vigilancia del Centro de la ciudad, no se registró ni un robo durante nueve meses. Como policía rompió muchos records y como atleta también porque es un ciclista profesional.

Benigno Félix Carrillo tiene 60 años de edad y asegura que es orgullosamente policía desde 1972. Su pasión por el deporte lo llevó a crear en la década de los ochenta el Escuadrón Ciclista, y a lo largo de su carrera ayudó a rehabilitarse a muchos jóvenes adictos a las drogas y al alcohol.

"Desde muy niño veía a los policías proteger a otras personas y siempre soñé con convertirme en uno de ellos, además mi madre siempre me enseñó a ayudar a la gente".

Tenía 18 años cuando ingresó a la Dirección de Seguridad Pública de Torreón. Hace tres fue asignado como agente de tránsito, puesto que desempeña con la misma pasión.

"Cuando entré a la corporación era muy difícil porque no había capacitación ni había nada. Nos pagaban en sobres y ni siquiera ISSSTE teníamos, fueron tiempos muy duros para los policías, pero poco a poco nos fueron dando las prestaciones que ahora tenemos".

Para Benigno lo mejor de su trabajo es ayudar a la gente y combatir a los delincuentes. En su carrera ha recibido diferentes reconocimientos: cabo, sargento segundo, sargento primero, subteniente, teniente, hasta lograr el grado de capitán de policía, aunque ahora es tránsito.

"Si volviera a nacer volvería a ser policía. El reconocimiento que más me importa es el de la ciudadanía. En los ochenta estuve a cargo de patrullar el sector rural y los habitantes del ejido La Concha me dieron una placa por mi trabajo".

Cuando llegó al ejido La Concha había mucho pandillerismo: los jóvenes se drogaban y alcoholizaban. Constantemente tenían rivalidades que terminaban en pleitos.

Ante esta situación, Benigno decidió organizar en el ejido un torneo de futbol para fomentar el deporte en la comunidad. Lucero Calderón, coordinadora de la corporación de ese entonces, le autorizó su proyecto porque el problema era tan grave que hasta las madres de familia de los jóvenes rivales también se peleaban en las calles para defender a sus hijos.

Gracias al deporte en el ejido La Concha disminuyeron los índices de alcoholismo y drogadicción, y sobre todo los pleitos. A los ganadores del torneo, Benigno les regaló uno de sus trofeos porque además de policía es un ciclista que ha ganado muchas competencias nacionales y regionales.

"He sido campeón y subcampeón de ciclismo, y no sabe qué orgullo sentí cuando gracias al torneo que organicé los jóvenes se hicieron amigos y terminaron las rivalidades".

El comisariado ejidal, de quien sólo recuerda que se llamaba Manuel, le entregó una placa por el reconocimiento a su trabajo. Y es que además Benigno ayudó a un padre de familia para que su hijo, quien padecía de sus facultades mentales, recibiera ayuda profesional y gracias a eso se recuperó.

"Me dieron una placa de vidrio donde la comunidad del ejido La Concha me reconocía mi labor, y esa es una de las más grandes satisfacciones que he tenido en mi carrera".

Además Benigno es el creador del Escuadrón Ciclista de la Dirección de Seguridad Pública de Torreón, con el apoyo de Rodolfo González Treviño, director de esa época. "Le dije 'jefe, ya necesitamos ciclistas en el centro' y me apoyó, y es también uno de mis grandes orgullos".

Eran otros tiempos, pero cuando estuvo a cargo del Centro de Torreón no se registró ni un robo ni un asalto durante nueve meses.

Durante tantos años de policía y ahora como tránsito, jamás se ha dejado sobornar por algún delincuente o conductor. "Siempre me he vivido con lo que gano de mi salario".

El oficial dice que es un ser humano como todos, pero siempre trata de realizar su trabajo con la mayor ética posible. "Cuando entré al escuadrón ciclista me ponía a platicar con todos los alianceros, y me metía a las colonias más peligrosas porque me interesaba ayudarlos en sus problemas".

Las madres de familia se acercaban a Benigno para pedirle ayuda para sus hijos adictos, "fueron muchos jóvenes a los que apoyamos para que dejaran las drogas, pero teníamos que ser constantes y contar con el apoyo de las madres".

Benigno siempre estuvo al pendiente de la rehabilitación de los jóvenes, y es un orgullo para él saber que ahora llevan una vida lejos de las drogas y el alcoholismo.

"Siempre trato de ayudar, por ejemplo ahora como tránsito si veo a alguna viejita o viejito que no puede cruzar la calle, lo ayudo, y fíjese yo tengo 60 años y no me siento anciano".

En su trabajo trata que siempre haya orden vehicular y se dirige con respeto a los automovilistas pero aún así debe aguantar insultos de personas que se sienten influyentes.

"La gente es injusta y más con el tránsito que con el policía. Al tránsito lo insultan y nosotros debemos contenernos para no responderles y sólo darles su infracción, por eso me gusta más ser policía porque cuando llega el policía todo mundo se calla".

 DEPORTE

Antes de entrar a trabajar, Benigno recorre de 30 a 80 kilómetros en su bicicleta, y los fines de semana hasta 120 kilómetros. Trata de alimentarse bien y descansar, porque está seguro que el ejercicio le permite hacer mejor su trabajo.

Hace días recibió la medalla al "Mérito Policial" de manos del teniente Adelaido Flores, director de la Policía de Torreón. Se entregó a los elementos que han mostrado su compromiso con la ciudadanía.

"En esa ceremonia también entregaron medallas a los policías heridos. Muchos de mis compañeros acudieron con muletas, con los brazos destrozados y heridos de bala. Ahora ser policía es un trabajo con mucho riesgo, aún recuerdo a Patricia Ruelas, del Escuadrón Ciclista, quien murió en el cumplimiento de su deber".

Los tránsitos también corren peligro, pero no más que los policías, "también a mí me tocaron golpes, garrotazos, pedradas, navajazos, pero los riesgos no eran como ahora. Sí he tenido miedo, y quien diga que no, no es verdad, pero hay que entrar con la cabeza fría para salvar a las personas. La gente nos juzga duramente y nosotros salimos todos los días de nuestra casa sin saber si vamos a regresar; ojalá la gente nos apoyara más en nuestro trabajo", comenta Benigno.

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Escrito en: Vigilancia escuadrón ciclista

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