SITUACIÓN: La casa está llena y hay un out. El bateador intenta hacer un toque de pelota, la esférica sale con bastante efecto y después de picar en terreno de fair, sale hacia zona de foul, sin embargo, la bola parece regresar a zona buena, y el catcher se quita la careta, movimiento en el que intencionalmente golpea la bola para que salga de foul. ¿Qué va usted a marcar? ¿Regresarán los corredores a las bases y simplemente se señala el strike para la cuenta? La respuesta, al final de la columna.
Los Tigres de Quintana Roo defendieron con gallardía su corona. En la final sureña se encontraron con unos Rojos del Águila que les ganaron los dos primeros cotejos en el paradisiaco Cancún. Aún así, los felinos hicieron lo necesario para obligar a que la serie regresara a su terruño, ganando 2 de los 3 enfrentamientos, con una particularidad en el juego número 5, en el que nos pudimos dar cuenta de la sapiencia de Matías Carrillo, que demuestra que su labor como manager está fundamentada en algo más allá de brillantísima carrera que tuvo como pelotero.
El famoso "coyote de Macapule" tenía 10 años en 1973, temporada en la que los Diablos Rojos del México obtuvieron su cuarto campeonato de la Liga Mexicana, y seguramente recordó esa serie para basar su estrategia del mencionado juego del pasado jueves. En aquel 1973, los escarlatas llegaron a la serie final para enfrentar a los Saraperos de Saltillo, quienes se pusieron a un triunfo del campeonato. Pero los capitalinos ganaron el juego 6 en el parque del Seguro Social, y para el séptimo y definitivo, el manager de los luciferes, Wilfredo Calviño, le dio la pelota a su cerrador para que abriera el juego.
Ese taponero, era ni más ni menos que el inmortal "Buitre de Tecamachalco", Aurelio López. Y aunque había quienes dudaban de que un relevista corto pudiese hacer una buena labor como abridor, más allá de su experiencia en Ligas Mayores, Aurelio lanzó toda la ruta de manera formidable, permitiendo 7 hits, pero sólo una carrera. Los Diablos ganaron el juego por 3 a 1, y Saltillo perdió su tercera final consecutiva. En este 2012, Carrillo realizó algo similar, y también le salió.
El manager de los de bengala le dio la bola a su cerrador, el dominicano Sandy Nin, y le respondió lanzando 5 entradas de 5 hits y sólo una carrera.
RESPUESTA: Si el umpire se percata de que el catcher golpeó intencionalmente la pelota, se puede considerar como uso inapropiado del equipo de juego, y puede castigarse hasta con 3 bases para el bateador-corredor, con lo que haría anotar a todos sus compañeros en las almohadillas. En el beisbol y en la vida, la trampa se castiga. Y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
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