Demanda. En la imagen una muestra de armas en Tennesie, tras la masacre se ha disparado la venta de rifles y pistolas
Los teléfonos han sonado más de lo acostumbrado en las armerías de todo Estados Unidos, apenas días después de la matanza de Newtown, Connecticut, y días antes de Navidad.
En la armería Red’s Trading Post, en Twin Falls, Idaho, su gerente dijo que los teléfonos no paraban de sonar: posibles clientes de lugares tan distantes como Nueva York que preguntaban si había armas en existencia. Otras personas preguntaban a gritos si ya les habían enviado sus pedidos. Abrumado, el gerente de la armería, Ryan Horsley, hizo lo que ningún empleado pensó que ocurriría alguna vez días antes de Navidad: desconectó las líneas telefónicas, tres días completos.
“Tuvimos que desconectar todo”, dijo Horsley, cuya familia es propietaria de Red’s Trading Post, la armería más antigua del estado, establecida en 1936. “Estábamos atascados (de pedidos) en la tienda y por internet”, apuntó. La demanda de armas de fuego, municiones y productos antibalas se disparó tras la matanza del 15 de diciembre en una primaria, donde un hombre asesinó a tiros a 20 niños, junto a seis maestras y administradoras.
Simultáneamente, se intensificaron las voces que exigen la adopción de medidas más estrictas para el control de armas de fuego, en especial en lo referente a la venta de fusiles de asalto de corte militar como los utilizados en lasmatanzas en Newtown y en un cine en Aurora, Colorado, a principios de año.
Ante la perspectiva de una posible prohibición a la tenencia de armas de fuego, sus aficionados entraron en pánico y se desató una fiebre de compras en tiendas y distribuidores autorizados en todo EU. Hay gran demanda de fusiles de asalto en todo el país, pero persiste la escasez de cartuchos calibre .223 para el fusil AR-15 tipo Bushmaster, como el utilizado en la matanza en Newtown.