Influencia. La publicación Adiós a Rocamadour, de Antonio Sonora, tiene una influencia por parte del escritor Julio Cortázar.
Una serie de cuentos en los que el sello particular es la influencia del escritor argentino Julio Cortázar, integran el libro Adiós a Rocamadour, de Antonio Sonora, que se presentará en la Sala Adamo Boari, del Palacio de Bellas Artes, en esta capital.
El acto, a celebrarse el próximo 11 de abril, iniciará a las 19:00 horas, con la participación de los escritores Alberto Chimal y Miguel Antonio Lupián, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en un comunicado.
En dicha historia, el personaje principal se apropia del nombre del hijo de La Maga, personaje de Rayuela (1963), de Cortázar; para llamar a su amante, a quien le escribe cartas "con la misma tristeza, poesía y dolor con que La Maga le escribía cartas a su hijo difunto", comentó Antonio Sonora.
Apuntó que la influencia de Cortázar, que es palpable a lo largo de los 19 relatos, se encuentra en "el asunto subterráneo de los textos", así como "en su brevedad, en el sentido casi poético de algunas ficciones, en los temas acerca de lo sobrenatural, en lo extraño y en la irreverencia que trato de imprimir en este libro".
Adiós a Riocamadour muestra también a un narrador preocupado por realizar un justo balance en la evocación poética y en la experimentación del lenguaje, pues a Sonora le "interesa que lo que se está contando sea tan interesante como la forma en que lingüísticamente se esté construyendo el texto". A pesar de que las historias del libro son independientes entre sí, mantienen una correspondencia a través de los personajes, ya que ninguno de ellos se escapa de una visión común sobre el mundo, así como de lo fantástico y de lo extraño.
Antonio Sonora es autor de libros como El diario de los lienzos y Piezas para un anticuario.
Muy similares
"El mundo parece ser algo muy similar, parece ser que a mis personajes les duelen las mismas cosas, aun y cuando sus situaciones son muy distintas entre sí. La influencia de Rocamadour es más bien un homenaje y una expresión de cómo nosotros los escritores nos apropiamos de los personajes de otros autores, y los incorporamos en nuestras propias historias individuales", concluyó Antonio Sonora.
