Benedicto XVI en México

Se reúnen 7 mil de Luz del Mundo

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Cortesía am.com.mx

Por: Paulo César Campa.

Justo en la fecha de la visita del Papa Benedicto XVI al estado, la Iglesia La Luz del Mundo organizó su 48 encuentro en Silao, con 7 mil seguidores.

Ayer, cientos de mujeres con velo en la cabeza y libros de fe en mano, adoraron a Dios, hombres hincados sobre las jardineras también rindieron culto.

Autoridades de La Luz del Mundo informaron que la fecha se trató de una coincidencia debido a que el evento estaba programado hace año y medio, poco antes de la inauguración de sus instalaciones en Silao.

“Nada que ver que nos pusimos de acuerdo. Se da la inauguración del templo y se confirma que tenemos la instalación adecuada para la reunión (…) Esto se hizo desde hace aproximadamente año y medio, mucho antes de que se diera el aviso de que iba a venir Benedicto XVI para acá”, explicó en entrevista Eliezer Gutiérrez Aguilar, vocero de la Iglesia de La Luz del Mundo

Ayer arrancó su Encuentro Internacional de Misioneros que consiste en la formación y capacitación de misioneros cuya intención es evangelizar.

De acuerdo a la entrevista con Eliezer son seguidores que vienen de Estados Unidos, Italia y Francia; además de mexicanos de Guadalajara, Distrito Federal, Guanajuato y Puebla. Los días de formación concluirán el próximo domingo.

Ministros de culto son los que están impartiendo temas doctrinales, especialistas en el área de derechos humanos, derecho eclesiástico y otros profesionales que forman a los seguidores para cumplir su objetivo que es la evangelización en el mundo.

“Habrá un análisis de la situación del País en contextos de reformas y elementos de doctrina”, explicó el vocero nacional.

Este evento es ordinario debido a que se realiza de dos a tres veces por año.

“La misión cristiana se hace en el templo pero también se hace en la escuela, también en el trabajo, también en la familia, no solamente litúrgicos y predicaciones evangélicas, sino el compromiso en los valores, compromiso con ser Luz del Mundo”.

En Guanajuato existen 4 mil seguidores de esta Iglesia.

La otra fe

aulina Valenzuela, una publicista tapatía, soporta el sol durante dos horas sentada en la entrada de la vistosa Torre de la Fe, en Silao. Se cubre el rostro con un velo de encaje, mientras escucha a unos de sus pastores en la primera ceremonia de culto del día.

Son las 10 de la mañana y Paulina, de 26 años, está rodeada por miles de jóvenes, todos miembros de la Iglesia La Luz del Mundo. Hay un ambiente tranquilo, una calma absoluta al pie del cerro del Cubilete, mientras a 20 kilómetros, en León, se alista la ruidosa recepción del Papa Benedicto XVI.

“Esta es nuestra fe y la estamos viviendo con mucha paz”, comenta Paulina, quien conforme al rito de su Iglesia, escucha la ceremonia separada de los hombres, con falda larga y el velo ligero.

No tarda en aclarar sobre la coincidencia de los organizadores del encuentro.

“Nada tenemos qué ver y no venimos ni a agredir, ni a ser agredidos.

“Confiamos en la palabra de Dios y sabemos que quien nada debe, nada teme”, subraya.

Su jornada de oración, meditación y aprendizaje, con conferencias y pláticas legales incluidas, va de las 9 de la mañana a las 8 de la noche. En todo el día, como los demás misioneros, es cuidada por patrullas de la Policía municipal de Silao y por las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Además, ya en los metros cercanos al templo hay voluntarios que autorizan y supervisan la entrada al encuentro, incluyendo a algunos con vestimenta militar.

Así estarán hasta el domingo, cuando culmina el evento programado desde septiembre del año pasado, antes de que se confirmara la llegada de Benedicto XVI a Guanajuato.

También destacan los misioneros extranjeros, alrededor de 30, la mayoría provenientes de Estados Unidos. Uno de ellos es Cesia Minemann, una abogada originaria de Washington, quien recuerda cómo aprendió a hablar español en su labor con esta Iglesia.

“Venimos a México movidos por la fe y la necesidad de extender la Palabra verdadera de Dios”, dice con las primeras huellas del sol en el rostro. La visita papal no es un tema tabú entre los fieles, aunque pocos hablan de ello.

Mucho menos reservados ante el tema están los organizadores. Colocaron una enorme manta en la que aclaran que no son una Iglesia Romana y durante el rito matinal le dedicaron 15 minutos a repasar parte de la historia papal, incluyendo pasajes controvertidos en la baja Edad Media, cuando, según lo explicado a los misioneros, varios de los Papas se ostentaron como cabezas de la Iglesia con fines más políticos que religiosos.

Incluso en el ambiente se nota la diferencia con la recepción a Benedicto XVI. Esta fe se vive en la meditación y en el estudio exhaustivo de las Escrituras. Ni pensar en los banderines con el escudo del Vaticano, que inundan la autopista cercana y menos en los bailes entre jóvenes.

“Nuestra reunión no es tanto una fiesta, sino una oportunidad de encontrarnos, de conocernos y ver que aún estando en otros países, tenemos cosas en común: la religión, en este sentido, nos ayuda a no sentirnos solos”, añade Cesia en su casi perfecto español.

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