El Gobierno de Estados Unidos aseguró que mantendrá sin cambios la cooperación antidrogas en México, gane quien gane en los comicios presidenciales de julio en ese país, mientras la narcoviolencia centra la atención de varios líderes del Congreso.
No obstante, ni las organizaciones de derechos humanos, ni el Gobierno de Washington ni los analistas prevén cambios en la estrategia militar adoptada por el presidente Felipe Calderón.
"Desde finales de la década de 1990 México ha experimentado una gran evolución política tras setenta años de estar gobernado por un solo partido. Es un cambio profundo y al que hemos dado la bienvenida", dijo William Ostick, un portavoz del Departamento de Estado.
"Los intereses y valores de Estados Unidos son los mismos que en México: una elección libre y justa decidida por el pueblo mexicano.
Esperamos continuar trabajando estrechamente con el Gobierno mexicano, liderado por el partido político que escojan los mexicanos", puntualizó Ostick.
A falta de mejores opciones sobre la mesa, ninguno de los precandidatos presidenciales en México ha explicado qué cambios haría en la estrategia actual, ni tampoco han precisado si a largo plazo se permitiría, por ejemplo, más campo de maniobra para los agentes de la Dirección Estadounidense Antidrogas (DEA) en suelo mexicano.
"Cualquiera que salga elegido en México en gran parte tendrá que continuar la estrategia actual, pero el próximo presidente quizá busque un mayor enfoque en el fortalecimiento de las instituciones y la persecución de los grupos más violentos", dijo Andrew Selee, director del Instituto México del Centro Woodrow Wilson.
"La política en general no cambiará, pero puede que cambie la forma en que se aplica", vaticinó el experto.