Reviven pasión. Juan Carlos Hernández fue quien dio vida a Jesucristo en la XXV edición del Vía Crucis lerdense.
Como desde hace 25 años, ayer se llevó a cabo el Vía Crucis viviente a cargo de más de 60 jóvenes, niños y adultos, quienes hicieron revivir la Pasión y Muerte de Cristo.
La cita fue a las 11:30 de la mañana en la Plaza Principal de la Ciudad Jardín frente a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, responsable del evento. En el lugar se congregaron decenas de familias para no perder detalle de la escenificación.
Previo al recorrido, el presbítero Rubén González brindó una breve explicación sobre el Vía Crucis y la importancia de hacer una reflexión del sacrificio que hizo Cristo y cómo se debe aplicar en la vida diaria.
REVIVEN LA PASIóN DE CRISTO
Fue en punto del mediodía cuando Juan Carlos Hernández, bajo el papel de Jesús tomó la cruz con un peso cercano a los 30 kilos para iniciar el recorrido rumbo a la iglesia del Cerrito de la colonia San Isidro.
Una patrulla de Tránsito encabezó el contingente de aproximadamente 200 fieles, cifra que se incrementó al arribar a la iglesia de la Virgen de Guadalupe.
El contingente que iba creciendo poco a poco tomó la calle Allende, mientras el párroco daba una explicación de las 14 estaciones del Vía Crucis.
En sillas de ruedas, con sombrillas, cachuchas, a pie y en bicicleta, fue como algunos de los fieles recorrieron los 2.2 kilómetros de distancia hasta la colonia San Isidro.
En el recorrido no se contó con la presencia de unidades de la Cruz Roja para auxiliar posibles insolaciones o cualquier otro problema de salud tanto de los propios actores como de los asistentes. Únicamente se contó con la presencia de elementos de Protección Civil, Bomberos y de Seguridad Pública. No se reportaron incidentes.
EN LA RECTA FINAL
Ni los incesantes rayos del sol ni la alta temperatura y mucho menos su condición física y mental fueron obstáculo para que personas con capacidades diferentes participaran como actores en el tradicional Vía Crucis lerdense.
Un adolescente con Síndrome de Down y un adulto en silla de ruedas, participaron como soldados en la escenificación. Ambos terminaron su recorrido hasta la iglesia del Cerrito.
Al llegar al lugar decenas de personas esperaban con fervor el contingente encabezado por el párroco Rubén González.
Al llegar, las cruces de los personajes de Cristo y los dos ladrones los esperaban.
De inmediato los soldados comenzaron a prepararlas para la crucifixión. Atentos niños y adultos esperaban el clímax de la representación. El silencio invadió el lugar cuando Cristo dijo sus últimas palabras. "Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu".
Las lágrimas no se hicieron esperar entre los presentes, quienes se retiraron una vez que los cuerpos de los tres personajes fueron bajados de las cruces.
El siglo de torreón / Guadalupe Miranda
El siglo de torreón / Guadalupe Miranda