Los momentos más difíciles cuando estuvo en peligro de muerte.
El arzobispo emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez aseguró “siempre he sido muy feliz, nunca pensé otra cosa que ser sacerdote y aunque tuve todos los cargos hasta rector del seminario, fui más feliz cuando tenía cargos más bajos, cuando era profesor de chiquillos de secundaria, ahí fui más feliz; aun con momentos muy difíciles”.
Así lo relató en entrevista exclusiva el prelado de 79 años de edad, quien también confesó los momentos más difíciles que ha enfrentado, como fue el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y cuando él mismo estuvo en peligro de muerte con un intento de envenenamiento y una trombosis en la pierna.
Sin embargo, "nunca me preocupé porque sabía que no había nada, cuando hubo acusaciones y calumnias, investigación de la PGR, porque es todo el aparato judicial de la nación encima de mi, pero no me preocupe, no creas que me quita el sueño”.
“Y es que uno no se muere cuando otros quieren sino cuando Dios quiere, por eso he caminado muy sereno en la vida", aseguró.
En este contexto, recordó aquel 24 de mayo de 1993 cuando recibió una llamada de Luis Jiménez del Club Serra, para informarle que habían asesinado al cardenal Posadas.
De inmediato, dijo, "busqué vuelo a Guadalajara. Llegué el martes 25, todavía el cuerpo estaba tendido en el Sagrario, el templo que está a un costado de Catedral y asistí a la Misa del funeral el jueves".
Comentó que la misa fue en la Catedral que estaba llena, todo el mundo estaba ahí, presidió el cardenal argentino Eduardo Pirionio, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos en Roma; asistió en representación del Papa Juan Pablo II con un fuerte mensaje.
Entre otras cosas expresó, "queremos saber, tenemos derecho a saber, quién y por qué. Siquiera para poder perdonar".
Así, anotó Sandoval Iñiguez "supe desde entonces que había sido un crimen de Estado. El Ejército estaba por todas partes, integrantes y funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) también".
El prelado originario de Yahualica, Jalisco, al norte del estado, admitió que en algún momento tuvo miedo real de morir, "una vez si, cuando se iba cayendo la avioneta en la sierra, esa vez si sentí la muerte, esa vez si me preparé para el encuentro con Dios, las demás veces sí sabía que iba a vivir. Ahí realmente sentí que ya me iba de este mundo".
Al preguntarle a quien se encomienda, el arzobispo emérito dijo ser devoto de "Cristo Nuestro Señor que es Dios, de la virgen de Guadalupe y de su advocación de la virgen de Zapopan, que es la misma, sólo lleva otro vestido.
“También me encomiendo a los Santos Mártires como los he promovido, me he preocupado de ellos, de que se escriba su historia, de hacerles su santuario, les tengo mucha devoción también", señaló.
Sandoval Iñiguez, quien fue parte del cónclave en el que fue elegido como Papa Benedicto XVI reconoció que ha sido incómodo para muchas personas. "Sí, creo que sí, pero sin razón. Yo nunca los nombro, yo suelto mis pájaros y ellos agarran sus ramas, o sea, para que se ponen el saco, yo no los nombro", argumentó.
No obstante, admitió que como dice el dicho, "el que dice la verdad no peca pero incomoda y eso es muy cierto en mi caso. Yo siempre he sido muy alegre, me gusta contar chistes, cuentos y refranes; es el estilo de toda mi familia y de mi tierra, así somos en mi tierra".
Qué sigue ahora, se le preguntó, "a veces escribo algún mensaje semanal, luego tengo mucho ministerio, los sacerdotes me invitan. Ya no tengo administración pero tengo ministerio sacerdotal", puntualizó.