El Gobierno de Coahuila anuncia que está tratando que la empresa Aguas de Barcelona introduzca tecnología para la remoción del arsénico en el agua que se suministra por el Simas a través de su red de agua potable.
"Vamos a probar y a explorar, pensamos que podemos tener una gran colaboración con Aguas de Barcelona", le declaró el secretario de Gestión Urbana, Óscar Pimentel a El Siglo de Torreón, respecto a la información de que se busca la asesoría de la empresa catalana sobre este tema del hidroarsenicismo en Torreón.
Aguas de Barcelona es la compañía que administra el agua potable de la capital del estado, Saltillo, y cuya llegada se dio justamente en los tiempos que el secretario Pimentel era alcalde de esa ciudad. Pero esto es tema aparte.
Lo que más sorprende, es que el Gobierno del Estado de Coahuila desde hace meses inició la compra e instalación de filtros para que justamente el arsénico sea retenido y no llegue al consumo humano. Incluso, la publicidad oficial tanto del propio estado como del municipio de Torreón, lo anuncian como una gran acción de gobierno.
Hasta vale la pena recordar que en Gómez Palacio, Durango, se suscitó una controversia pública porque la solución que allá se tomó, fue la instalación de miles de filtros domiciliarios, en vez de la opción que se hizo del lado de La Laguna de Coahuila: filtrar el agua desde la propia salida de las norias de extracción.
El 33 por ciento de los pozos de agua potable de Torreón entrega el vital líquido con un porcentaje de arsénico por arriba de lo que acepta la norma respectiva, y se fijó un plazo para instalar la totalidad de filtros para hacerlo. El presupuesto para ello es de 300 millones de pesos.
Esta iniciativa de involucrar a Aguas de Barcelona, surge del viaje recientemente realizado a Europa por el gobernador Rubén Moreira y comitiva, que tuvo como escala a la metrópoli de Cataluña.
Sin embargo, suena más a que todo esto de empezar a manejar este tipo de informaciones, donde se pretende que la mencionada empresa participe de alguna manera en la filtración del arsénico, ha sido tramada desde mucho antes, y quizá, la verdadera intención es concesionar al Simas, tal como se hizo en la capital coahuilense.
Explorar esta opción por supuesto que no es pecado. Según las informaciones disponibles, la operación del sistema de agua potable de Saltillo es mucho más eficiente, tanto en el control de pérdida de agua por fugas, que en Torreón alcanzan cerca del 50 por ciento, como en la recuperación de cartera.
El problema principal es la nula autoridad moral que tiene ahora el Gobierno para sustentar cualquier propuesta, ya sea que ésta provenga del estado como del municipio. Por principio de cuentas, la administración estatal es una secuela del sexenio del mayor quebranto que ha sufrido Coahuila en su historia, y lo peor de ello es que la legislatura local pasada lo legalizó. Una parte considerable de la megadeuda se contrajo mediante delitos de "cuello blanco" que el Congreso luego aceptó.
Además de la deuda bancaria, la tesorería de Coahuila dejó a cientos de empresas sin pagarles, mero desfalco mercantil, y al estado de las finanzas prácticamente en la insolvencia.
¿Cómo entonces aceptar este tipo de lances de una nueva privatización -en este caso del Simas- si sus antecedentes son lo que son?
Pero las cosas en el municipio están peor, el cinismo -la bribonería está ya desde hace rato- es moneda común.
Un día sí y otro también, surge información donde queda de manifiesto la calaña de muchos de los miembros de la administración de Eduardo Olmos. Se descubre que empleados municipales con vehículos del municipio se dedican a robar los rieles de una vía de ferrocarril en desuso en plena ciudad; sale a la luz pública que los propios empleados de Simas son capaces de robar motobombas con valores superiores a decenas de miles de pesos. El robo de miles de metros de cable de cobre para la conducción de fluido eléctrico es cometido por empleados del Departamento Eléctrico del Municipio. El presidente del comité del Fideicomiso para la Seguridad Pública asegura que las unidades desmanteladas propiedad municipal, fueron deshuesadas, ya que al lugar donde se encuentran ahora, no pudieron llegar en esas condiciones. Tesorería le abona a PASA del millonario adeudo que se tiene por el servicio ¡con un cheque posfechado! Y encima de eso, debe meses de amortizaciones en los créditos contratados.
Qué bueno que se estén buscando opciones más funcionales para controlar el problema de salud del arsénico, incluso, que se considere para el Simas un esquema similar al que se tiene en Saltillo; el problema es que todo esto se hace en administraciones donde todos los días los ciudadanos nos enteramos que las pillerías parece que no tendrán freno alguno, por eso agravia tan sólo pensar en estos modelos, porque si en lo básico roban burdamente, cómo lo harán en un tema de cientos de millones, como sería el caso de la privatización del Simas.