Los principales líderes del PAN están promoviendo una nueva reforma electoral. El presidente del partido, Gustavo Madero, y la secretaría general, Cecilia Romero, lo señalaron en un comunicado de prensa en el que plantean la necesidad de lograr una "reforma electoral que atienda los pendientes de nuestro avance democrático", que restañe "la insatisfacción colectiva ante este proceso electoral" y que recupere "credibilidad frente a los ciudadanos".
"Debemos cambiar estructuralmente la forma en la que interactúan la política y los medios de comunicación, terminar con la influencia del dinero extralegal para garantizar la equidad en las contiendas y la libertad del voto y, especialmente, diluir prácticas corporativas y clientelares en la expresión de la voluntad ciudadana." Esto lo señala un comunicado del PAN firmado por Madero y Romero.
Me disculpo por mi escepticismo, pero la verdad es que hemos tenido ya siete reformas electorales desde 1977, algunas mejores y otras peores, pero que en su conjunto nos han dado uno de los sistemas electorales con más salvaguardas y restricciones en el mundo. La prohibición a la financiación privada de campañas y a la contratación de tiempos de radio y televisión, las listas nominales y la credencial con fotografía, el uso de tinta indeleble, el sellado de las credenciales, la forma de contar los votos y muchas otras medidas han sido diseñadas precisamente para evitar fraudes electorales.
El problema electoral de México no es, sin embargo, la falta de salvaguardas Nuestro sistema no falla porque no tengamos suficientes restricciones sino por exceso de ellas. Ya prohibimos la contratación de espacios en medios electrónicos para expresar ideas políticas, las acusaciones denigrantes entre candidatos, el uso de recursos públicos para apoyar a algún candidato y, por supuesto, la compra de votos.
El problema es que tenemos una democracia sin demócratas. De nada sirven las leyes si quienes participan en la política no tienen un espíritu democrático. Los funcionarios púbicos y políticos que compran votos con despensas o con programas sociales no son demócratas. Tampoco los candidatos que se niegan a reconocer una derrota y que buscan siempre algún pretexto para protestar por el resultado de los procesos en que pierden.
En otros países del mundo las reglas no son más sino menos. Cualquier identificación es buena para votar. No hay tinta indeleble ni lista de electores con fotografía. Nadie cuestiona a un presidente o a un primer ministro por citar una encuesta de opinión o por apoyar las campañas de los miembros de su partido. Nadie se asusta si un político acusa a otro de ser un peligro para el país. Nadie denuncia al presidente por expresar sus puntos de vista políticos o por defender los logros de su gobierno.
La mayor diferencia entre nuestro sistema electoral y el de otros países del mundo más democráticos es que nosotros tenemos más reglas que supuestamente impiden un fraude electoral. En Estados Unidos, Canadá, Europa occidental, Australia, Japón y otros países las leyes son bastante más liberales que las nuestras.
Nuestro problema no se resuelve con nuevas leyes y restricciones. México ha tenido ya demasiadas reformas electorales: en 1977, 1986, 1990, 1993, 1994, 1996 y 2007. De nada servirá que tengamos una nueva en 2013, especialmente si restringe todavía más las libertades individuales. Lo que necesitamos es encontrar a políticos demócratas que quieran trabajar para nuestra democracia. Pero eso es más difícil que hacer una nueva reforma electoral.
IMPOSICIÓN
El movimiento #Yosoy132 y centenares de otras organizaciones, como la CNTE, el SME y el Frente en Defensa de la Tierra, entre otras, han dado a conocer ya que llevarán a cabo movilizaciones que afectarán a los ciudadanos comunes y corrientes para impedir que tome posesión Enrique Peña Nieto. El espíritu de imposición es claro: nadie puede ganar una elección si no es quien yo digo.
Twitter: @sergiosarmient4
