— Elba Esther Gordillo
Lo que no se mide no se puede mejorar. Éste es uno de los principios fundamentales de la gestión administrativa. Pero de nada sirve medir si la información que se obtiene no se aplica para mejorar los procesos que se miden.
La decisión del Consejo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) el 20 de abril de rechazar de manera unilateral la evaluación universal de maestros definida en el Acuerdo para la Calidad de la Educación es una pésima señal para los deseos de construir una mejor educación en México.
La presidenta del SNTE Elba Esther Gordillo afirma que el rechazo al acuerdo previo de aceptar una evaluación universal de los maestros es producto de que la Secretaría de Educación Pública "no ha cumplido con su obligación de informar" cómo será esta evaluación. La maestra atribuye esto a una parálisis en la SEP como consecuencia primero de la enfermedad de Alonso Lujambio y después de un ineficaz interinato de Rodolfo Tuirán. Pero desde el 16 de marzo José Ángel Córdova Villalobos ocupa la titularidad de la secretaría.
El desencuentro, sin embargo, parece más de fondo. La propia maestra enfatizó en la reunión del Consejo Nacional que "la evaluación es para estimular salarialmente y socialmente al maestro que trabaja, no para mandarlo al desempleo".
El cambio de actitud del SNTE parece producto de una nueva realidad política para el mayor sindicato de nuestro país. La alianza con el presidente Felipe Calderón y con el PAN se ha roto. El acuerdo inicial con el PRI, obtenido a través de Humberto Moreira, se ha desvanecido también tras la salida de éste de la presidencia del partido. El SNTE, mientras tanto, está siendo rebasado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE, que ha rechazado abiertamente las evaluaciones. Con sus movilizaciones, la CNTE ha logrado beneficios especiales del gobierno y atención política en un crucial año electoral.
Para los padres de familia y para México lo ideal sería tener un buen sistema de evaluación que se aplicara no sólo para mejorar los sueldos y el prestigio social de los buenos maestros sino para descartar a aquellos que no cumplan con su función docente. El gobierno nunca ha planteado que despediría a maestros como consecuencia de la evaluación, pero el sindicato se está curando en salud.
El SNTE parece decidido a demostrar a los partidos, a los candidatos y a los ciudadanos que es el verdadero dueño de la educación en México. Nadie puede disminuir el sueldo de un maestro, nadie puede despedirlo aun cuando esté fracasando en su trabajo. El sindicato se da el lujo, incluso, de rechazar una evaluación previamente acordada con el presidente Calderón como parte de una alianza política que data de las elecciones de 2006.
Para México el rechazo de la evaluación universal es una pésima noticia. La esperanza de que los cientos de miles de millones de pesos al año que gastamos los contribuyentes en educación pudiera llevar a una mejoría en la calidad se está evaporando. Si lo que no se mide no se puede mejorar, difícilmente lograremos algo si no hemos empezado a medir el desempeño de los maestros. Pero de nada sirve medir si no se utiliza la información para premiar a los buenos maestros y descartar a los malos. Y el sindicato está dejando en claro que ningún maestro podrá perder su trabajo sin importar qué tan mala sea su evaluación.
WAL-MART
Un reportaje del New York Times afirma que Wal-Mart repartió 24 millones de dólares en sobornos en México para facilitar la obtención de permisos de operación de sus tiendas. La pregunta es si esto significa que la firma es más corrupta que otras o si en México tenemos un sistema diseñado para obstaculizar la instalación de negocios y así obligar al pago de sobornos.
Twitter: @sergiosarmient4