Qué apuesta tan elevada, atrevida e inesperada la realizada por Benjamín Galindo la tarde del sábado en la cancha de Cruz Azul, al parar en un encuentro importante, de visita, en una cancha siempre difícil, a su equipo B y aún así traerse la victoria.
Sin Guty Estrada, sin Baloy, sin Osmar, sin Juan Pablo, sin Crosas, sin Suárez, sin Ludueña, sin Hérculez… Estamos hablando de ocho titulares. Con excepción de Osmar y Ludueña que no siempre andan bien, los otros seis futbolistas deberían ser inamovibles. Máxime que Crosas y Hérculez han construido una asociación muy productiva, entre pases para gol y tantos concretados, que siempre será aventurado prescindir de ello.
Santos Laguna envió un fuerte mensaje al futbol mexicano: con mi equipo B, visito a Cruz Azul, fallo un penal, me quedo con nueve hombres y aún así saco la victoria. La oportunidad recibida y no desperdiciada de Cándido Ramírez, Carlos Ochoa, Antonio Olvera, Carlos Morales y César Ibáñez, de iniciar y demostrar por qué deben quedarse (o no) en el club, cuando se les requiere, fue muy meritoria. Se veía el compromiso y las ganas por aprovechar esta quizá única oportunidad. Ellos, apoyados con gente titular y que anda bien como Oswaldo, Aarón Galindo, Salinas, Darwin y Oribe hicieron una interesante mezcla que llevó a los laguneros a dominar y derrotar a los desazulados cruzazulinos.
Ante el resultado positivo, me queda claro que el plantel de Santos Laguna es el más poderoso de todo el futbol mexicano, apenas el más, es cierto, pero por calidad y nombres en el terreno de juego no debe quedar. También veo que la apuesta por asistir al Mundial de Clubes es total y que si Galindo y su cuerpo técnico saben dosificar con sabiduría este plantel, pueden conseguirse los dos objetivos, Liga y Concachampions.
Depende mucho de la disposición del cuerpo técnico (jamás debe repetirse lo de Guadalajara) para encarar los partidos, vencer a quien es obligatorio vencer (San Luis, Puebla, Seattle) y competir dignamente (Cruz Azul) a quien apenas en el papel es difícil. Pero con este vasto plantel, con tres finales jugadas en los últimos cuatro torneos y siendo semifinalista en el torneo internacional, Santos no tiene (no debe) por qué temerle a nadie. Mientras jugadores y cuerpo técnico estén en sintonía, como parece que lo están, este equipo aspirará a lo más alto. Lo difícil será mantenerse y no caer en el tan acostumbrado adormecimiento.
Twitter: @AlexRodriguezSa
