Para que Santos sea campeón de la Concachampions y acceda al Mundial de Clubes, y para que los Guerreros vuelvan a participar en una final y, ahora sí, ganarla (urge) mucho dependerá de que Santos sea el que se presente tanto ante Monterrey como a la aún no conseguida final en la liga. Me queda claro que un mismo plantel, un mismo entrenador y un mismo equipo presenta semana a semana dos caras del todo distintas.
¿Con qué Santos se queda usted? El que hemos visto en el TSM ante Querétaro, San Luis, Puebla y Estudiantes, que consigue un gol, lo defiende, ataca poco, con Christian Suárez desperdiciado por izquierda, sin presionar mucho al rival, sin generar jugadas de gol, dejando vivir al rival que visiblemente tiene un plantel limitado. Obteniendo el resultado, sí, pero sin terminar de convencer a la tribuna y, lo que es más importante, sin generarle a la afición una confianza concreta de lo que este equipo es capaz.
Conocemos a otro Santos, uno impresionante: es el que se ha plantado con mucha personalidad en Tijuana, Cruz Azul y Toluca. Que mostró variantes, que en todo momento lo intentó, que quitaba balones, buscaba, metía la pierna y que además fue espectacular a la ofensiva. A este último Santos, veo muy difícil que Monterrey o Tigres puedan vencerlo, por su diversidad, por tan poderoso plantel y por que sabe a qué juega. ¿Cómo saber qué equipo presentará Benjamín Galindo en cada partido? Es una incógnita. El técnico tuvo la oportunidad, ¡por segunda vez en un año! De ser el primer entrenador de Santos en ganar seis juegos consecutivos y en las dos ocasiones lastimosamente las desperdició.
Además, la gran delantera santista, ya sea por lesiones o por expulsiones, sigue sin poder jugar en sincronía: la dupla Oribe-Hérculez pintaba para grandes cosas y una desconcentración de Peralta seguirá prolongando este espectáculo, aunque Gómez también se ha resentido en su lesión.
Santos ya está calificado, es primero de la tabla, tiene seis juegos sin perder, está por jugar una final internacional, se perfila hacia la liguilla, todo esto son buenas noticias, pero el amargo sabor que está dejando en sus actuaciones como local, no son más que una alarma del mismo público que sabe que su equipo puede ser aún más contundente, más decisivo, más ganador y que a sabiendas que actuando a medio gas le basta, lo hace.
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