Cuando se trazan los objetivos de una institución, es muy importante que todas las partes de la misma se pongan de acuerdo. Es muy claro que Santos Laguna apuesta por los dos torneos en los que participa, pero da prioridad al título de la Concachampions y su respectivo boleto al Mundial de Clubes.
Esta decisión la considero acertada, toda vez que Santos aspira a la internacionalización, representando así a nuestro país en un torneo donde estará la crema del orbe mundial en el ámbito futbolístico.
Si una vez que Santos Laguna consiguió su calificación a la liguilla decide "sacrificar" el juego ante América, con vías a enfrentar con un plantel descansado, completo, sin riesgo de lesiones o dolencias, en plena final internacional, ante el acérrimo rival Monterrey, con quien ya se perdió un título, donde no es permisible caer en otro partido con trofeo en disputa, creo acertado reconocerlo, nombrarlo e informarlo.
De hecho el presidente del equipo, Alejandro Irarragorri, ha declarado que la prioridad de Santos es la Concachampions. Ante tales palabras, la prensa y afición ya sabemos el objetivo primordial del club, hacia dónde se encaminarán los esfuerzos y las fuerzas se pueden unir con mayor facilidad, pues todas las partes conocen a la perfección la meta.
Las declaraciones de Benjamín Galindo al finalizar el partido ante América, nadie se las cree. Creo mucho más sano reconocer que el juego se planteó con ocho suplentes porque en este momento del torneo, por el calendario, se prefiere jugar con entereza la final y ganarla. Que el partido se enfrentó con seriedad partiendo de ese plantel B, sí, pero hablar a estas alturas con las típicas y dañinas frases de entrenadores de los noventa, tales como: "Tengo 22 titulares", "Somos un equipo, en el que no hay titulares ni suplentes", "El que juegue lo va a hacer de la mejor manera", "Cada partido lo afrontaremos como si fuera una final". Este tipo de oraciones, además de ser una mentira titánica, confunden al aficionado, enojan a la prensa (es atole con el dedo, punto) y distraen al jugador de banca, que no redoblará esfuerzos para conseguir un lugar en el once titular porque, a final de cuentas, como dijo su entrenador, él también es titular, ¿no?.
Si el técnico Galindo es sincero como el presidente Irarragorri, si comenzamos a llamar las cosas como se llaman, si reconocemos las prioridades, si informamos de cómo se trabajará en los objetivos que quedaron por debajo de la prioridad, si no intentamos disfrazar nada, en suma, si todos jalamos para el mismo lado, aumentan las posibilidades de conseguir ambos objetivos, comenzando por el prioritario.
Twitter: @AlexRodriguezSa