Para el aficionado del Santos es una fina y buena costumbre decir: una final más. Después de los épicos cinco últimos minutos que se vivieron ante Tigres, los Guerreros se enfrentan a su gran reto desde hace cinco torneos, el partido por el campeonato. Para Santos ya no es un objetivo la liguilla, la semifinal, ni siquiera el liderato. Santos sabe que llegará a la final y su única incógnita es ante quién la jugará este, tal o cuál torneo. Así de triunfalista ha sido el equipo en los últimos dos años.
La dupla Darwin Quintero y Oribe Peralta llega a pesar más que cualquier planteamiento táctico. Tigres jugó un partido cuasi perfecto en el TSM. Se puso arriba muy temprano en el marcador, no contentos con eso, consiguió un segundo y casi lapidario gol. De hecho, todo hay que decirlo, Tigres perdonó y dejó vivir a Santos en los pies de Lucas Lobos que increíble y absurdamente falló el tercero y definitivo. Aún así, durante 80 minutos, los felinos no prestaron la pelota a Santos que poco a poco fue cayendo en el desorden y la desesperación. Era claro que Benjamín Galindo había perdido el duelo de ajedrez ante el 'Tuca' Ferreti.
Pero qué técnico en el mundo, qué comentarista deportivo, qué gran apostador puede prever los chispazos de Darwin y su socio Oribe. Es cierto que Santos (no tenía de otra) se fue con todo al ataque los últimos cinco minutos de juego, pero el orden y la estrategia casi militar de los Tigres no daba esperanza alguna. Los goles llegaron, el estadio explotó en júbilo y el TSM vivió un momento que no había experimentado. El canto, el baile y la felicidad de no permitir que un equipo regio elimine a los Guerreros en su propio estadio vibró como hacía años no sentía el inmueble.
Santos enfrentará a sus propios fantasmas: las finales perdidas. Se cayó ante Toluca, Monterrey, Tigres y otra vez Rayados en Concachampions. Cada derrota ha sido un aprendizaje y este es el momento ideal para llevar a la práctica ese tan mencionado (y mentado) aprendizaje. Vucetich le tiene tomada la medida al Santos en finales, ya le ha ganado tres y él no ha perdido una sola. De esta generación de jugadores depende cambiar la historia. Oswaldo, Guti, Juan Pablo, Ludueña, Oribe, que son la columna vertebral de esta versión Santos y que tienen cinco años unidos, en sus pies está, en su inteligencia, su talento y su amor a la camiseta, pasar a la historia como el "Santos finalista, eterno subcampeón", o "el Gran Santos finalista, que venció toda adversidad y como el ave Fénix, que resurgió de sus cenizas para ser campeón".
Twitter: @AlexRodriguezSa
