Cuando regresa la NFL, el año adquiere de inmediato otro ritmo. De pronto las cosas ya no son tan pesadas: el jueves, cuando uno ya está a punto de pedir que suene la campana, es más fácil de soportar porque por la noche hay juego. Exactamente lo mismo pasa el lunes, quizá el día más repudiado por la sociedad: por la noche hay juego, amigo, el Monday Nigth, ya no importa lo que haya pasado en la oficina, en el salón de clases, en el negocio. Relájate, que hay juego.
El espectáculo que nos regalará la NFL los domingos por la noche será imperdible. La excelente muestra que dieron Pittsburgh y Denver en el horario estelar, confirma lo que los aficionados a este bello deporte estamos esperando: calidad y espectáculo. De hecho, el juego fue el segundo más visto de la historia en temporada regular.
Y es que la expectativa por ver el regreso del gran y legendario Peyton Manning era general y creo no equivocarme al afirmar que a todos sorprendió. Tantas operaciones en el cuello en un deportista tan expuesto a fuertes golpes, caídas violentas y serios zarpazos, se antojaba para que el inmortal 18 saliera con un dejo de desconfianza y que poco a poco fuera retomando lo que bien sabe hacer. Con el paso de las semanas, despacio, para que vuelva a tomar ritmo, cancha y control.
Pero los héroes están hechos de otro material etéreo. Manning demostró el domingo ser un líder natural y con gran inteligencia y una calidad en la decisión y ejecución de sus jugadas realmente impresionantes, llevó a su nuevo equipo, los Broncos de Denver, a vencer a los siempre difíciles Acereros de Pittsburgh.
La peligrosidad con la que avanzaba en cada serie ofensiva el equipo de Colorado, dejó muy pronto en el olvido al carismático Tim Tebow de la temporada pasada, que con ayuda divina y muy poca ortodoxia llevó a sus Broncos hasta alturas en el playoff que sus aficionados no llegaron ni a imaginar.
Aprovechemos para ver a Peyton Manning, pues ya no es ningún novato. Apreciar su juego y su tremenda capacidad para dirigir. Su nombre se posará a un lado de inmortales como Dan Marino, ha roto casi todos sus récords y ya hasta ganó un Super Bowl, cosa que Marino nunca consiguió. Será nuestro privilegio ver las últimas genialidades de este grande del deporte que ha resurgido de sus cenizas como el ave Fénix, portando el 18 con su apellido, Manning, presumiendo su espalda.
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