Violencia. Los números son frios, y la verdad, el que dos tercios de las mujeres sufran de cualquier tipo de violencia por su cónyuge, es una cifra alarmante que debe de preocuparnos a todos.
De las mujeres que viven con su pareja, dos de cada tres son violentadas, la mayoría físicamente, otras psicológica y económicamente, señala la responsable en el estado del Programa de Prevención y Atención a la Violencia contra la Mujer.
Mavi Bayona Narváez, reconoce que la estadística de mujeres violentadas es elevada: "ojalá y no fuera así, pero los números ahí están", dice, lo que provoca un problema fuerte de salud pública.
Este tipo de violencia se da en todos los estratos sociales, desde las parejas de clase humilde hasta los que posición económicamente alta. No existe distingos entre ricos y pobres, el machismo se hace presente en todos los lugares, explica.
De las mujeres violentadas, sólo el 20 por ciento acude a solicitar ayuda, lo que habla de un problema más serio de lo que aparenta, porque ocho de cada 10 se quedan calladas y siguen soportando el abuso de su cónyuge.
Incluso, señala Bayona Narváez, muchas mujeres no creen que son violentadas, porque así han vivido siempre; desde niñas veían que su padre maltrataba a su madre y ahora piensan que esa es la condición de la mujer "lo ven normal".
Por lo que aclara que no es sólo en la zona indígena donde se ve que el hombre abusa de su pareja tan sólo porque él es el hombre y ella la mujer, "eso que allá es parte de sus usos y costumbres, aquí también es muy usual", dijo la titular de este Programa de Atención a la violencia femenina.
Pero ese problema, en familias donde es normal esta violencia, también acarrea otro problema: el bullying escolar. Esto porque los hijos de esas parejas acuden a la escuela y tan sólo por ser hombres se creen con la autoridad de abusar de otros compañeros más pequeños, "siguen el ejemplo de su padre", señala.
El problema mayor recae en que este tipo de mujeres, luego de que se les da a conocer que no puede permitir esta violencia y que debe de ser atendidas para evitar que sigan siendo maltratadas, no aceptan y prefieren seguir viviendo así, "lamentablemente la violencia familiar se vuelve un foco rojo con índice de riesgo para un futuro como parte de la violencia social", concluyó la especialista.