Andrés Manuel López Obrador llegó a una zona donde la gente trabajadora sobrevive bajo la mirada de narcotraficantes y pistoleros. Este enclave, a unos 50 kilómetros de Tepic, es zona de paso hacia las costas vírgenes del estado, a los pantanos y manglares, donde todo es silencio.
A la entrada a Santiago un grupo de indígenas huicholes camina apresurados, se les ha hecho tarde. Hay una fila de 64 autobuses que llegaron repletos de simpatizantes. Les han regalado gorras, playeras y comida. Hace calor. Se reparten cervezas en lata al pie de camión. Algunos se emborrachan. Para los lugareños es normal.
Aún no llega el candidato. Karla Esmeralda Rangel hace campaña. Quiere ser reina de la Fiestas patronales del Corte de Santiago. Es una niña, apenas tiene 14 años con vestido corto morado presume el cuerpo de una bella mujer. Lleva una caja de zapatos con una ranura. Pide dinero y algunos le dan.
Al final de la estrecha calle, en la esquina de Corregidora y Benito Juárez, se ha instalado un templete. La gente, emborrachada por el sol o por la cerveza espera la llegada de López Obrador. El candidato de la izquierda mexicana arriba a su evento masivo del día. La gente se agolpa en torno a él.
La sombra del Cerro de Santiago cobija a los hombres, mujeres, niños, ancianos, que se han estrenado playeras y gorras de los partidos. Con dificultades Hermelinda Medrano llegó al candidato. Le dio una carta en un sobre. Le suplicó que la leyera. López Obrador la tomó y siguió su camino.
En esta zona las niñas son bellas como Karla. Muchas veces, desde muy jóvenes las faltas de oportunidades o el destino, platican los vecinos, le dan rumbo a su vida. Los delincuentes que trabajan para grupos de narcotraficantes "se roban" a las niñas y se las llevan a la sierra, en ruta a Sinaloa.
Hermelinda narra que se llevaron a su hija Gabriela Patricia Olivares Medrano. Que sabe dónde está, que le pegan con un chicote y que "la venden". Le dio la carta a López Obrador con súplicas para que le ayude a recuperar a su hija que hoy tiene ya 21 años y que, narra, pese a querer rescatarla acompañada por el Ejército no pudo. El candidato bajó de su camioneta y comenzó a andar entre sus leales.
El alcalde de Santiago, el perredista Miguel Pavel Jarero Velázquez, cabeza del Movimiento Amplio renovador (MAREA) lo recibiría. López Obrador venía de una comida, cara a cara con el empresario Alfonso Romo, antes desayunó con el cardenal Francisco Robles.
El tabasqueño habló 59 minutos. Censuró la corrupción, criticó la falta de equidad en medios de comunicación, acusó al priísta Enrique Peña Nieto no querer debatir porque "es un personaje que actúa... porque actúa como un personaje de telenovela".
López Obrador pidió a los suyos no dejar de ver el debate del próximo 6 de mayo "aunque pongan un partido de fútbol América-Guadalajara, o el que sea... Cualquier distractor". Luego citaría a Francisco I. Madero: "el pueblo tiene hambre y sed de justicia"., que son millones quienes quieren un "cambio verdadero".
El mitin termina y la cotidianidad de Santiago regresa. Al atardecer los hombres toman cerveza en las esquinas. A lo lejos los ríos Santiago, Chapala, Lerma y San Pedro siguen su paso. Hermelinda busca otra vez a López Obrador. No logra hablar con él. El candidato siguió su paso y se fue.
