El excepcional novelista de la Revolución Mexicana, Don Mariano Azuela, en su novela Los de Abajo, en un diálogo sostenido entre Demetrio Macías y su esposa, ésta le pregunta:
"-- ¿Por qué pelean ya, Demetrio? Demetrio, las cejas muy juntas, toma distraído una piedrecita y la arroja al fondo del cañón. Se mantiene pensativo viendo el desfiladero y dice:
--Mira esa piedra cómo ya no se para... La revolución es como ese canto rodado que gira por el suelo sin que nadie puede detener su paso"1
Pero ni el mejor exponente de la "Novela de la Revolución Mexicana" pudo entender cómo el Constituyente de 1917, tuvo una preclara inteligencia y esa magia que muchas veces se requería en el levantamiento, para por un lado, hacer que nuestra Constitución fuese la primera que rompiendo los paradigmas del mundo del derecho, incorporara en un mismo texto garantías individuales y sociales, y por otro, convertir a la Carta Magna en el mejor llamado a la reconciliación de todos los grupos revolucionarios (villistas, zapatistas, obregonistas, carrancistas, etc.).
En el Congreso Constituyente de Querétaro, en 1917, se reunieron: "diputados, generales, exministros, campesinos, obreros, médicos, abogados, mineros, periodistas, ingenieros y profesores normalistas"2 quienes, improvisados como legisladores y con un formidable sentido de Patria, pacificaron los ánimos revolucionarios con la fina sensibilidad de construir la primera Constitución Social del siglo XX.
En el mundo del derecho Constitucional, si hay algo que atrape al viejo Filósofo, es sin duda alguna el patriotismo de los Constituyentes mexicanos; desde el de Apatzingán, que plasmó como decisiones políticas fundamentales: La soberanía popular; los derechos del hombre y las obligaciones de los ciudadanos; la división de poderes; el sistema representativo y el régimen federal; continuando con los Constituyentes de 1824, 1857 y llegando al de 1917.
Para José Ortega y Gasset, "Una revolución es propiamente un cambio de la sensibilidad vital; una revolución no es una barricada, sino un nuevo estado de ánimo, significa nuevas instituciones, nuevas costumbres, nueva ideología".
Celebro que en 1917, los revolucionarios y constituyentes "tuvieron la agudeza de crear, a través del espíritu de la Constitución, la ley que concierta y a todos concuerda." Bueno sería que en plena transición democrática en el siglo XXI nuestros políticos, encontraran la fórmula adecuada para, anteponiendo sus intereses de partido o de grupo, velen por el supremo interés de la nación, conduciéndonos a la apremiante y necesaria reconciliación nacional.
Este 5 de febrero, en el XCV Aniversario de la promulgación de nuestra Carta Magna, vale reflexionar sobre dos cuestiones: 1.- La fecundidad creativa de nuestra Constitución, que transformó "la sensibilidad vital" y los ideales revolucionarios (educación, tierra, municipio libre, garantías laborales, etc.) en Ley Suprema e instituciones, sentando las bases para el cambio pacífico, y
2.- Sobre la imperiosa necesidad de cómo unidos avanzar, "evitando las falsas disputas o los innecesarios debates anacrónicos", que a nada conducen, que no sea la confrontación estéril y que en una época de crisis, como la presente, sólo promueve el desaliento.
Las instituciones enriquecidas en la Constitución, viven hoy horas álgidas; es tiempo de pensar en México con desprendimiento, ajenos a la pasión partidaria, a la actitud sectaria, reclamando a todos su sentido de Patria.
En la revolución se publicaban distintas revistas, Multicolor, una de ellas, -editada en 1911- dirigía frecuentemente críticas al Presidente Francisco I. Madero, satirizando sus prácticas espiritistas. Según la revista, un periodista norteamericano lo entrevistó:
--"¿Es verdad, señor presidente, que practica el espiritismo?
--Es correcto -respondió el "Apóstol de la Democracia".
--¿Y le han hablado alguna vez los espíritus de sus antepasados?
--Sí, una vez que me encontraba acostado oí la voz de mi abuelo que me decía: --¡Pancho, levántate!.
--¿Y usted qué hizo? --¡Pues me levanté en armas!
--Oiga, ¿y nunca volvió a hablar con su abuelo? --Sí, en otra ocasión.
--¿Y qué le dijo? --Te dije que te levantaras... ¡pero de la cama!
1.- http://www.ucm.es/info/especulo/numero16/azuela.html
2.- eloficiodehistoriar.com.mx/2008/.../queretaro-5-de-febrero-de-1917/En caché - Similares
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