Transporte. La Ruta Rosa del DIF de Torreón ayudará a los grupos vulnerables a transportarse por la ciudad.
Para recibir consulta en el Seguro Social o comprar el mandado en la Alianza, Jesús se desplaza sin la ayuda de nadie en su silla de ruedas.
No tiene dinero para el camión y menos para pagar un taxi, por eso se ve obligado a circular entre los automóviles sin importar el riesgo.
Ayer martes, Jesús Gallegos, a sus 40 años de edad, por primera vez se subió a un camión del transporte público.
Del centro comunitario La Rosita viajó en la Ruta Rosa al bosque Venustiano Carranza en compañía de Guadalupe y Judith, quienes también usan sillas de ruedas debido a su discapacidad.
Gracias a los camiones de la Ruta Rosa del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Torreón, los adultos mayores, personas con discapacidad y mujeres embarazadas, podrán trasladarse por distintos puntos de la ciudad.
“Vivo en la colonia Victoria y cuando voy a la Clínica 80 del Seguro Social o a comprar el mandado a la Alianza lo hago en mi silla de ruedas. No tengo dinero para pagar taxis y los camiones no nos quieren subir, pero ya podré llegar en la Ruta Rosa, nada más me falta conocer bien el recorrido”. Cuando circula en su silla de ruedas por las calles de la ciudad, Jesús recibe insultos de los automovilistas, “me gritan que me suba a la banqueta, pero no puedo hacerlo porque no tienen rampas, pero lo bueno es que estos camiones rosas van a pasar cerca de mi colonia”.
Margarito Hernández tiene 61 años y trabaja como auxiliar de los choferes de la Ruta Rosa. Le ayuda a los adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con discapacidad, a subir y a bajar del camión sin ningún riesgo.
“Me da mucha satisfacción ayudar a las personas a colocarse en sus lugares, pero desgraciadamente estamos enfrentando un grave problema porque los automovilistas no respetan los estacionamientos exclusivos que tenemos en los paraderos en distintos puntos de la ciudad”.
Cuando el camión llega al paradero, el chofer no puede estacionarse porque hay automóviles obstruyendo el paso, “tenemos que recoger a las personas a media calle porque no podemos detenernos bien, a subir o bajar las sillas de ruedas, ojalá los conductores aprendan a respetar estos espacios”.
Sara Alonso tomó el camión frente al bosque Venustiano Carranza. Ahí el camión tardó unos 15 minutos en bajar a Jesús, Guadalupe y Judith en sus sillas de ruedas.
“Estoy admirada con las atenciones que tienen con las personas en sus sillas de ruedas, y a nosotros nos toca esperar todo el tiempo que sea necesario porque ellos también tienen derechos”.
Sara tiene 74 años de edad y dice que en el transporte público, los choferes no tienen paciencia con los adultos mayores, “apenas subimos y ya le están dando, pero en la Ruta Rosa ahora viajamos con más tranquilidad y sin presiones”.
Micaela Sánchez tomó la Ruta Rosa para llegar a la Deportiva de Torreón: “todos tenemos derecho a llegar a los lugares que queramos. Gracias a Dios que a las personas de la tercera edad nos están ayudando mucho, y ojalá sigan teniéndonos paciencia para subir y bajar”.