El pasado martes el alcalde Eduardo Olmos informó que pese a que su cabildo le había autorizado signar el convenio del Ayuntamiento de Torreón con el Gobierno del Estado de Coahuila, denominado Por Una Ciudad Mejor, su decisión por ahora es no rubricarlo.
El edil explicó que ha tomado esa resolución debido a que existen diversos sectores de la sociedad, y de la comunidad toda, que tienen dudas "fundadas o infundadas" con las obligaciones que ceñirían a su administración en caso de firmar el convenio, y que no estampará su firma hasta que exista un consenso para llevarlo a cabo: "No quiero nada que nos divida", sentenció al respecto el presidente municipal.
Aun con la posición que ha tomado, Olmos defiende el espíritu de la firma del dichoso acuerdo, pues aunque no contiene cobros adicionales, y que más bien es una declaratoria pública de que se tiene la intención de trabajar de manera conjunta, y que de esta forma ya se hace o se hará, haya o no convenio firmado.
También en su declaratoria hace énfasis en que si ahora ha decidido no firmarlo, no quiere decir que no lo hará en el futuro próximo -léase de aquí a las elecciones del primero de julio- pues él considera que no se vulnera la autonomía municipal, ni que se constituya una sumisión al Gobierno Estatal porque dice que el documento en cuestión no amarra las manos al Municipio para hacer su labor, incluso dice creer que hay personas que ven en este dichoso convenio, la oportunidad para dividir y polarizar en vez de contribuir al trabajo coordinado entre los órdenes de gobierno municipal y estatal.
Al día siguiente de que Olmos Castro diera a conocer su postura, el secretario de Gestión Urbana, Óscar Pimentel, declaró que ellos no tenían intención alguna de generar inconformidad ciudadana hacia lo que llamó "unión de voluntades, cuyo propósito de origen fue reconstituir las políticas en materia de urbanismo y agua, principalmente".
Así que una vez que no se pudo firmar el acuerdo, Pimentel aseguró que de cualquier manera en todos los casos el Gobierno Estatal habrá de buscar la colaboración en aquellos campos que tienen un alcance metropolitano, sin buscar imposición, ni obligación alguna.
Aseveró reiteradamente que no se contempla violar la autonomía municipal ni someter de alguna forma al gobierno de Torreón. Agrega todavía más "Rubén Moreira siempre ha sido muy respetuoso, él mismo ha sido parte de un gobierno municipal" (que por cierto presidía el propio Óscar Pimentel y donde el hoy gobernador fungía como su secretario de ayuntamiento).
El día de ayer, el gobernador Moreira declaró que la negativa del alcalde Olmos de firmar Por Una Ciudad Mejor, no será estorbo para que continúe el trabajo coordinado que existe entre su gobierno y el municipio de Torreón, debido a una buena relación que existe con el propio alcalde y que al parecer del mandatario estatal, "no se refleja en las notas que han aparecido".
Desde el punto de vista de la primera autoridad de Coahuila, la cordialidad institucional e incluso personal ha permitido que se continúen los trabajos en obras y proyectos, aunque no esté llevado a papel, admitió que hay muchos problemas en Torreón y no se pueden solucionar sin la colaboración del estado y de la federación.
El gobernador Moreira dijo sentirse extrañado por la negativa, ya que se han firmado otros convenios de naturaleza semejante, como Laguna Segura, que no han generado ninguna polémica. Dijo que lejos de restar autonomía, como lo señalan empresarios y organizaciones, podría generarse una solución conjunta en temas tan importantes como el del agua, ya que la ONU señala que el consumo por persona debe ser de 200 litros diarios, y Torreón anda en 300.
Este asunto en general pareciera un golpe de timón en la manera de conducirse de nuestro presidente Eduardo Olmos. Por primera vez, el actual alcalde de Torreón se atreve públicamente a tomar un rumbo diferente al que le se le dicta desde Saltillo.
No hay que hacer mucha memoria, cuando quien presidía al municipio era el panista José Ángel Pérez, el hermano del actual gobernador hizo cuanto pudo para desprestigiar a la autoridad municipal para erosionarla y así recuperar el poder para su partido, tal como sucedió, sin soslayar los propios yerros del gobierno de Pérez o del PAN en general. Cuando en la silla se sentó Eduardo Olmos, el Ayuntamiento de Torreón se convirtió en una mera delegación, tan es así que la Secretaría de Desarrollo Regional fue desaparecida, ya que no se necesitaba más ante la presencia de alcalde plegado y dependiente de su autoridad.
¿Será realmente con esta negativa de firma que ahora volvemos los torreonenses a tener alcalde y no más un empleado de las autoridades de Coahuila? Difícilmente esta sea la respuesta, porque el trasfondo de no firmar obedece al momento electoral que se está viviendo, y por ahora evitarán cualquier cosa que pueda ser empleada en las campañas. Además si el gobernador, a quien en todo aquello que le contradigan le molesta, se dice sorprendido por la negativa de este convenio en específico y aun así dice que trabaja de las mil maravillas con el presidente Olmos por la gran afinidad que se tienen, entonces ¿para qué firmar el convenio, si ya se coordinan?
Habrá que esperar a ver si Eduardo Olmos se sostiene en no firmar ese documento, pasado el primer domingo de julio, es difícil que no lo haga, pero en tanto es muy agradable sentir que parece que nuevamente Torreón vuelve a tener alcalde.
Eirazoqui@
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