Una de las modalidades de la soledad en el hogar es la llamada ‘síndrome del nido vacío’, y sobre todo afecta a las madres y padres que ven cómo sus hijos abandonan el hogar. INGIMAGE
La soledad es uno de los peores males sociales cuando no es elegida. Desafortunadamente, cada vez está más extendida, sobre todo debido a las migraciones sociales que promueve la globalización, a la disposición de las grandes ciudades, a los nuevos estilos de vida y a la ruptura del modelo familiar tradicional. Para mucha gente, la soledad no deseada puede ser el primer paso en una depresión o en problemas de ansiedad.
Una de las modalidades de la soledad en el hogar es la llamada ‘síndrome del nido vacío’, y sobre todo afecta a las madres y padres que ven cómo sus hijos abandonan el hogar. En muchos casos, esta sensación puede parecerse a la de pérdida de un ser querido, y conllevar fatiga, ansiedad, problemas sexuales, desmotivación o sentimiento de vacío, inutilidad y tristeza. Además, este síndrome agudiza la melancolía de tiempos pasados, que nos hace rescatar viejos álbumes de fotos y nos lleva a residir en el pasado.
Además de ser testigo del vacío de un lugar que antes estaba lleno –físicamente, pero también de sensaciones, como el ruido o el olor–, la persona con este síndrome experimenta un vacío en sus preocupaciones. Como un trabajador sin la materia y las herramientas con las que trabaja, unos padres sin el hijo que han cuidado durante años pueden sentirse desalentados, algo que puede ser más o menos exagerado según la parcela que los hijos han ocupado en la vida de los padres y en la cantidad de quehaceres y preocupaciones que hayan tenido aparte de ellos.
El problema suele ser más habitual en las mujeres, ya que el momento que los hijos elegían para independizarse solía coincidir hasta ahora con el de la edad de menopausia o el cuidado de los más mayores de la familia.
El principal consejo si se experimentan estos síntomas ante el abandono del hogar de un ser querido es mantener un buen nivel físico y mental. Por ejemplo, pueden buscarse nuevas ocupaciones, sobre todo las que estén relacionadas con el ocio y nos puedan hacer sentir mejor. También se recomienda volver a practicar viejas aficiones o pasar más tiempo con personas amadas ya que, de hecho, la satisfacción conyugal mejora tras unos años de rutina que suele provocar un desgaste en la pareja. Nada mejor que aprovechar una situación de entrada negativa para convertirla en una nueva etapa, de la que podremos obtener energías renovadas.