Casi 50 mil hectáreas. Con las lluvias que se han dejado sentir en la zona serrana, prácticamente se ha concluido con la temporada de incendios de este año con un aumento del 18 por ciento en daños comparado con la afectación del año pasado.
Se cerró la temporada de incendios con 49 mil 900 hectáreas dañadas, un aumento del 18 por ciento con relación a la superficie afectada el año pasado, señaló Miguel Ángel Holayo, gerente de la Comisión Nacional Forestal.
Explicó que con las lluvias que han empezado a caer en la zona serrana, han sido suficientes para humedecer el suelo y evitar la propagación de incendios.
Tan sólo en lo que va de esta semana en la sierra de Pueblo Nuevo, y San Dimas, se han presentado lluvias de gran consideración, al igual que en la zona indígena y en Santiago Papasquiaro.
En esta temporada el número de siniestros fue mayor a los 250, una cifra muy parecida a la del año pasado que fueron 238, pero en esta ocasión con mayor afectación por siniestros en promedio.
El año pasado fueron afectadas 41 mil 999 hectáreas mientras que en este año los daños ascendieron a casi 50 mil hectáreas dañadas, es decir, un aumento de aproximadamente 18 por ciento.
Los meses de abril y mayo fueron los de más siniestros y el de mayor número de hectáreas dañadas, principalmente abril con 105 incendios y 35 mil en daños.
Durante el mes de mayo fueron 79 incendios y 10 mil 936 hectáreas siniestradas.
El 18 por ciento de los daños fue en zonas arboladas de las cuales el 10 por ciento se trata de árbol nuevo; el 38 por ciento se trata de lo que se le llama arbustivo, 29 por ciento herbáceo y un 15 por ciento de hojarasca.
El gerente de la Conafor Durango dijo que ahora se va a enfocar en la reforestación de las zonas afectadas no tanto las de este año, sino las del año pasado y parte del actual, pues se pretende lograr plantar árboles nuevos en 55 mil hectáreas de las cuales se trabaja ahorita en la restauración de 17 mil hectáreas.
Para lograr una mejor reforestación, dijo el funcionario, es necesario realizar los trabajos una vez que se normalice la temporada de lluvias y de esta manera aprovechar los meses de julio, agosto y septiembre que ayudarán a que la nueva planta se fortalezca y logre pasar el año, "esto ayudará a que tengamos una mayor sobrevivencia de pinos plantados", concluyó.
REFORESTACIÓN
Explicó que una vez que concluya la temporada de lluvias, se procederá a evaluar la superficie que merece acciones especiales de recuperación, lo cual se cubre con el programa normal de reforestación.
Holayo González apuntó que de las casi 50 mil hectáreas que dañaron este 2012 en la entidad los incendios forestales, sólo 10 mil hectáreas pertenecen a arbolado.