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Tiempos difíciles

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

En el libro: "Los pasos perdidos", de Alejo Carpentier, el personaje central de la obra dice en un momento dado: "Cuando se festejaba mi cumpleaños en medio de las mismas caras, en los mismos lugares, con las mismas canciones repetidas en coro, me asaltaba invariablemente la idea de que esto sólo difería del cumpleaños anterior en la aparición de una vela más sobre un pastel cuyo sabor era idéntico al de la vez pasada"; y eso mismo es lo que yo he sentido ahora.

Sin embargo, no por ello dejo de recordar mis cumpleaños de adolescente, que es cuando tiene uno los recuerdos más nítidos.

Yo esperaba con ansia aquel día porque mi madre preparaba especialmente para mí, deliciosos platillos. Una ensalada de atún que me encantaba y un pay de limón, que hasta la fecha es de mis postres favoritos, aunque ahora tenga que ser con sustituto de azúcar, por aquello de la dieta.

Pero en esencia no deja de ser lo mismo. Mismas caras, mismas gentes, mismos vinos; mas son distintas las circunstancias.

Enero debería ser para mí un mes de festejos. Pero no faltan motivos que no son de alegría, sino de preocupación.

De por sí que ese mes me trae tristes recuerdos, porque un seis de enero y un día quince de mismo mes, aunque en diferente año, perdía a dos de mis seres queridos: a mi padre y a mi hermano.

Y ahora, se puso delicada mi hermana y tuvimos que ingresarla al hospital.

No puedo dejar de admirar su fortaleza y sus ganas de vivir. Pues no es la primera vez que nos tiene, como diría mi madre con "el Jesús en la boca". Pero gracias a Dios va reaccionando bien y esperamos pronto tenerla de nuevo en casa.

Son las ganas de vivir las que a veces sacan a las personas adelante. Cuando se pierde ese deseo es cuando en realidad la vida se acaba.

Al verla postrada, sin poder pronunciar palabra, no pude dejar de pensar que juntos crecimos y así pasamos nuestra niñez entre juegos y risas.

Y es entonces cuando me gana la tristeza. Pero sé que, con el favor de Dios, saldrá adelante y pasaremos muchos años más juntos.

Pero enero debe de ser un mes festivo. Por eso, hoy departiré con algunos de mis mejores amigos, porque no quiero permanecer envuelto en la tristeza.

Hay que brindar, con los mejores vinos y paladear deliciosos platillos, que generosamente mandó preparar Paty. Qué dicha saberte rodeado de gente que te estima y quiere agradarte.

Qué ventaja comprobar que hay mucha gente que se acuerda de ti y llama para desearte buenos deseos. Seguramente habrá otras que se acuerdan, pero en sentido contrario. De ésos no me ocupo, porque no sé ni por qué piensan así.

Como diría un conocido por ahí: "Cuéntame cosas bonitas, agradables", pues a estas alturas de la vida no quiero saber de tragedias y sinsabores. De ésas que se ocupen otros.

Estamos cansados de sentarnos a una mesa a comer o tomar un café y escuchar puras tragedias y malas noticias.

Por eso evito los temas delincuenciales o las muertes violentas; o aquellas otras que tengan que ver con enfermedades.

Me agrada rodearme de gente joven o personas joviales. De esas que cuentan chistes y anécdotas divertidas; o que platican del próximo enlace matrimonial de sus hijas o de aquella otra que acaba de volver del extrajero.

Cosas que inician, vidas que empiezan o relaciones llenas de esperanzas. Para mí esa debe ser la vida, lo otro es un mero accidente con el que ésta concluye.

Me agrada comprobar que la gente se cultiva. Hoy formulé en clase una pregunta simple: ¿Qué están leyendo? Y las respuestas fueron proporcionalmente alentadoras. Cuando menos esta vez, los alumnos no se quedaron callados.

Y así pasan los días; las cosas cambian y lo hacen para bien, los malos momentos pasan y aun los problemas de salud que me rodean, se van solucionando, aunque entre tanto que eso sucede, ellos nos suman en estados nada agradables.

Pero todo es parte de un devenir y al fin y al cabo, terminamos llegando, como diría Saramago: "A donde nos esperan". Yo espero días hermosos por venir, pues estoy convencido de que lo que se desea se obtiene.

Por lo demás; "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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