Libro sobre violencia. Por toda la violencia generada en México, el libro ‘Tiempos oscuros. Violencia, arte y cultura’, son temas de los que los artistas se han ocupado a lo largo de la historia. (EL UNIVERSAL)
Terrorismo, sensacionalismo, trata de personas, asalto de bandidos en los caminos durante el siglo XIX, delincuencia común, feminicidios y segregación son temas de los que los artistas se han ocupado a lo largo de la historia.
Dar un reflejo de ellos, ser voz crítica, expresar con la plástica una posición frente a los distintos actores, han sido algunas de las formas como lo han expresado.
Y en un momento como el que vive el país en la actualidad las formas de abordar el tema han sido múltiples; en todo caso, la calidad de los resultados de obras y discursos también ha sido muy variada.
El tema captó la atención del IV Encuentro de Investigación y Documentación de Artes Visuales que en 2011 convocó el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Ahora, bajo el nombre "Tiempos oscuros. Violencia, arte y cultura" aparece la publicación que contiene gran parte de la memoria de ese encuentro que se realizó en la sala Ádamo Boari de Bellas Artes.
Carlos-Blas Galindo, director del Cenidiap, destaca en primer lugar la importancia de que la actividad académica esté vinculada con lo cotidiano, con lo que le interese a los especialistas, pero también a quienes no necesariamente están relacionados con la investigación en artes.
"Fue arriesgado tomar el tema porque podría haberse prestado a un oportunismo. El comité que se crea para seleccionar el tema, del cual no formo parte, aceptó diversas propuestas de ponencias, y hubo más de 40 investigadores. Fueron muy selectivos, no hubo ponencias que llamaríamos oportunistas. Fue un tema muy pertinente: se trata de no hablar de la violencia en abstracto, de los tiempos oscuros en general, sino qué bueno que el término se aprovechó para aludir a tiempos como los actuales", explica el también investigador quien en el encuentro habló en una ponencia de la obra de Rosa María Robles.
El libro, tal como el encuentro, dan cuenta de la constante del tema de la violencia en la historia del arte. Figuran, entre otras ponencias de especialistas de México y América Latina, análisis acerca de la violencia en la nota roja y el interés de los lectores por el tema; el caso de los narcocorridos; la evolución de la imagen del bandido; la violencia que permea en los exvotos; la presencia del tema en los proyectos realizados por el grupo Mira en los años 70; la violencia en la historieta japonesa; la violencia en el performance; la violencia extrema en el cine actual; la violencia de género y el miedo; las representaciones de José Guadalupe Posada; los murales de Rafael Cauduro en la Suprema Corte de Justicia…
Galindo, quien es crítico de arte, y curador, dice que se hizo un recuento de lo que ha acontecido en la historia pasada y en el presente, se alude a la obra de Posada, pero también a los hechos de San Salvador Atenco; está la violencia contra el cuerpo, pero también una violencia que es la que se comete contra la memoria, la violencia que representa no preservar los archivos y el patrimonio histórico y cultural.
En la publicación, que es muy diversa, no sólo se encuentran revisiones desde el punto de vista de las artes visuales sino que se documentan también trabajos literarios -es el caso de la obra "Hotel Juárez. Dramaturgia de feminicidos"-, hasta un análisis del lugar que ocupan niños y jóvenes en el cine contemporáneo, realizado por Roque Alarcón Guerrero, quien escribe, entre otras cosas, que "la responsabilidad de la violencia no es solamente un asunto de buenos contra malos".
Carlos-Blas Galindo reconoce que hay con frecuencia un recurso fácil de cierto escándalo, al aproximarse a la violencia, sin embargo, dice "desde la academia buscamos salvar esa tentación, lo cotidiano, lo que está pasando requiere que se deje pasar un poco el tiempo… aunque los tiempos que corren requieren de una mirada crítica permanente. Lo importante es que el tema no gane a los demás elementos de la obra, el tema es sólo uno, el enfoque a la realidad es un elemento, pero hay muchos otros enfoques desde la expresividad, lo técnico o lo formal. Si gana el tema, se vuelve una obra contenidista y entonces no hay aporte a la actividad artística".
