Con una goleada de 5-0 sobre Pumas, Tigres de la UANL terminó con una racha de cinco partidos sin conocer la victoria en el Torneo Apertura 2012 y con ello mantuvo viva la esperanza de obtener un boleto a la liguilla.
Ricardo Ferreti esbozó una pícara sonrisa mientras regresaba a su banquillo. Sabía que aquel saludo era suficiente para infundir temor en su cabalero rival estratégico.
Todos los miedos de Mario Carrillo quedaron comprobados casi dos horas después.
Amante de las supersticiones, el director técnico de los Pumas gusta de enjuagarse las manos con gel antibacterial antes de que inicie cada partido. Tras ese ritual, nadie puede tocarlo. Está convencido de que mantenerse libre de "malas vibras" lo acerca al éxito.
Es por eso que dudó tanto en saludar al "Tuca", quien le ganó el partido cuando el árbitro Miguel Ángel Flores ni siquiera había pitado el arranque.
El cuadro anfitrión logró el dominio de las acciones prácticamente desde el inicio del encuentro y supo contener a un Pumas que trató de imponer condiciones, sin conseguirlo.
Terrorífica noche para el "Capello" y unos felinos que mutaron en simples mininos ante los hambrientos Tigres. El 5-0 que presumieron las vetustas pizarras electrónicas del estadio Universitario retrataron la derrota más holgada para los auriazules en los más recientes siete años, pero lo verdaderamente doloroso es que el adversario les tuvo piedad, tras aquellos siete minutos en los que resolvió todo.
El problema es que la zaga capitalina mostró su enorme poder de autodestrucción, sumado a las incomprensibles decisiones del polémico director técnico.
Los ojos de Darío Verón amagaron salirse de sus órbitas cuando vio el número cuatro en la pizarra electrónica. Sí, Carrillo prescindió de su líder dentro y fuera del campo cuando los chicos requerían de un guía. Faltaban 20 minutos...
Elías Hernández aprovechó la confusión para marcar la última anotación de la noche (82'). Simple vanidad para los regiomontanos, inmensa daga en los corazones pumas.
Alejandro Palacios ni siquiera sacó el esférico de la portería. José Antonio García lo asistió. Los ojos del "Pikolín" guardameta ya estaban cristalinos, el recuerdo de aquella funesta tarde ante el Cruz Azul los atrapó.
Fue el 28 de agosto de 2005. Sólo Jehú Chiapas jugó en ambos encuentros. La Máquina le propinó, en Ciudad Universitaria, un revés tan vergonzoso como el sufrido anoche, dentro del cráter de un Volcán que hizo erupción cinco veces.
Suficientes para arrebatarle varias sonrisas a ese gruñón que ayer enseñó que también sabe ser feliz.
Después de eso, ninguno de los dos guardametas pasaron muchos apuros y todo se centró en una lucha intensa en el medio campo, la cual ganó el cuadro de casa.
Alberto Acosta fue la principal razón de esa sui géneris alegría. Habilitado como titular, ante la baja del suspendido Damián Álvarez, el chico destrozó las cinturas e ilusiones de García y Marco Antonio Palacios. Sólo Verón pudo controlarlo... Hasta que Carrillo volvió a envenenarse.
En la parte complementaria, el cotejo bajó de ritmo, con menos llegadas de peligro, pero con los locales apoderados del esférico, sin respuesta por parte de los visitantes.
Ya lo había hecho al prescindir de Emanuel Villa y Martín Romagnoli. El contención argentino jugó su mejor partido con la Universidad... A más de 900 kilómetros de distancia.
Dulce hat-trick (21', 27' y 60') para el pequeño tigre, cuya figura cobró proporciones de gigante ante los mininos vestidos de azul y oro.
Su estratega les perdió la fe antes de que el balón rodara por primera vez. Ferreti sabía que bastaba un saludo para sentenciar todo. Por eso, sonrió camino a su banquillo.
El árbitro del encuentro fue Miguel Ángel Flores, quien amonestó a Darío Verón y Luis Fernando Fuentes, por Pumas, y a Jesús Dueñas y Alberto Acosta, por Tigres.