Foto: ROBERTO ITURRIAGA
Sin recursos y ante la apatía de muchos estudiantes y padres de familia decidió aplicar sus conocimientos profesionales en una nueva forma, Rosa María Castrejón tiene sólo 22 años y se decidió a cambiar el futuro de sus alumnos en el ejido Nuevo Mieleras.
Siendo recién egresada de la Escuela Normal de Torreón y con una vocación para ser maestra de primara fue como Rosa María comenzó su camino en la docencia de esta región.
"Mis padres fueron maestros y a mí siempre me gustó lo que hacían, enseñarle algo nuevo a los demás y retroalimentarte... ahorita puedo decir que es mi vocación totalmente", dice la joven.
Apenas el año pasado la maestra "Rosy", como le llaman sus alumnos, no tenía claro cuál sería su destino inmediato en la enseñanza de la región, luego de presentar su examen de evaluación y enterarse que el ejido Nueva Mieleras era su nuevo sitio laboral supo que lo que se avecinaba "era un reto en todos los sentidos".
De esta manera fue como Rosa María apareció el ciclo escolar pasado en la escuela Cuauhtémoc de esa comunidad, lugar que no cuenta con muchos servicios como el drenaje o pavimentación, incluso en la misma primaria.
"Cuando llegué me enfrenté a muchas cosas difíciles que tuve que resolver, había niños que simplemente no aspiraban a nada en la vida y por lo mismo no te hacían tareas o asistían a clases... te das cuenta que el entorno los afecta mucho", indica la maestra.
Compromiso
La situación del desinterés de los propios alumnos obligó a Rosa María a realizar diversas pruebas de evaluación académica, en las cuales se dio cuenta que "el problema iba mucho más lejos y se tenía que aplicar una mejor forma de dar clase".
Fue así como al acercarse el período vacacional de Semana Santa tuvo una idea que habría de cambiar la manera en que su grupo de alumnos percibían las enseñanzas.
La joven convocó a todos los padres y madres de familia durante uno de los últimos días de clases, propuso realizar regularizaciones "recreativas" con sus hijos y que así recobraran el nivel académico y sobre todo las ganas de salir adelante durante la semana santa.
"Les dije que era urgente ponerlos al corriente, no es que los niños no sepan datos o fechas, lo que pasa es que la mayoría no tiene herramientas básicas de aprendizaje... no les gusta leer o no encuentran motivaciones suficientes", dice la profesora.
Mediante premios, regalos, dinámicas y juegos fue como los alumnos de la primaria Cuauhtémoc recibieron su primer curso de verano y mejoraron habilidades para estudiar en clases regulares.
"Los niños están muy emocionados con la maestra, es de lo mejor que ha tenido la escuela y el ejido en mucho tiempo... de verdad es digno de reconocerse porque ni la escuela ni nadie le pagó el curso que dio en vacaciones, lo hizo por vocación, ojalá que nos dejen a la maestra mucho tiempo", dice María Campos quien es madre de familia de la escuela.
Mejoran
La maestra "Rosy" reconoce que este curso mejoró de forma considerable su forma de dar la clase, cuando realiza preguntas los niños participan de mejor manera, las tareas se hacen en la mayoría de las ocasiones y hasta los propios alumnos la llaman "amiga".
"Me siento emocionada y a veces me da tristeza, lo bueno fue que ellos están mejorando y ya tienen ganas de salir adelante... me da tristeza porque algún día me van a cambiar y en la ciudad es otro mundo, de mi parte voy a seguir con mi profesión con todas las ganas", dice la joven maestra.
