Los rebeldes sirios han tomado una base militar clave con un gran arsenal de artillería en el este del país árabe, el último bastión de las fuerzas del régimen de Damasco en la zona.
La captura de la base castrense en la provincia petrolera de Deir el-Zour, cerca de la frontera con Irak, sigue a la toma de un aeropuerto militar en la misma zona la semana pasada.
"La zona este de la ciudad de Deir al-Zour, en la frontera iraquí, ahora es el área más grande en todo el país que está fuera del control del ejército", señalaron fuentes de los rebeldes sirios.
La base militar Mayadeen cayó a manos de los rebeldes después de un largo asedio, reveló una fuente del Consejo Militar Revolucionario, reportó el canal árabe de noticias Al Arabiya.
Aviones de combate sirios bombardearon en la madrugada de este jueves un hospital en la norteña ciudad de Alepo, que era uno de los últimos centros que daba atención médica a los civiles, reportaron activistas.
Una vez que la clínica privada, propiedad de un empresario leal al presidente Bashar al-Assad, pasó a manos de los rebeldes, el inmueble se convirtió en un hospital a cargo de médicos voluntarios, enfermeras y auxiliares unidos por su oposición al régimen.
La instalación, que había sufrido anteriormente al menos seis ataques de obuses, que dañaron principalmente a los pisos superiores, ahora se encuentra casi en ruinas junto a otro edificio adyacente que fue también blanco de los bombardeos.
La noche del miércoles, aviones de guerra bombardearon un edificio adyacente al hospital, convirtiéndolo en un montón de escombros.
Rami Abdul-Rahman, jefe del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres, indicó que al menos 40 personas murieron tras el bombardeo, entre ellos combatientes, personal médico y menores de edad.
Al menos 40 mil personas han muerto en Siria desde el estallido de la revuelta contra el régimen de Al-Assad en marzo del año pasado, añadió el titular del Observatorio, la mayoría de ellos civiles.
