ALFREDO Amézaga es indudablemente un jugador de muchas habilidades, todo un polvorín con el bat, corriendo y fildeando en varias posiciones, y es un jugador muy importante de los Yaquis de Ciudad Obregón en su intento de hacer un buen papel o de conquistar su segunda Serie del Caribe consecutiva. Es un jugador de corta estatura y aunque aparece con cinco pies y ocho pulgadas, luce menos alto que ese número. Sin embargo, en nuestro deporte se ha demostrado que el tamaño no es factor determinante y hasta jugadores más pequeños han llegado a las Ligas Mayores.
No se olvidará el debut de Amézaga en la Liga del Pacífico cuando en su primer turno en el parque de los Yaquis dio un jonrón sobre la barda derecha, un batazo que se a través de la TV a nivel nacional. Es Alfredo nativo de Ciudad Obregón y un orgullo de los deportistas nacidos allí.
Tampoco se puede olvidar su debut con los Angelinos de California cuando en sus primeros turnos bateó sobre los .400 de porcentaje. Fue sin embargo con los Marlins de Florida que se hizo un ídolo al jugar siempre dando el cien por ciento y mostrar sus grandes habilidades. Era uno de los jugadores favoritos hasta que las lesiones, que lo han perseguido en su carrera, lo dejaron fuera de la acción por un tiempo.
Ahora tiene una invitación al campo de entrenamiento de los nuevos Cachorros de Chicago y tendrá un contrato de 750,000 dólares si se queda al terminar las prácticas.
Nuestro conocido Pompeyo Davalillo, venezolano segunda base que vimos debutar con los Tigres y que luego fue mánager de diferentes equipos en la Liga Mexicana, aparece como el jugador más pequeño en llegar a la gran carpa, con cinco pies y tres pulgadas. Solamente tuvo 58 veces al bat en la temporada de 1953 con Senadores de Washington y aunque bateó .293 lo regresaron a las Menores a esta ardilla humana que lo llamaron "Yo Yo".
Aquel shortstop Fred Patek de los Reales de Kansas City medía cinco pies con cinco pulgadas, teniendo una larga carrera en las Mayores. El jardinero El jardinero Albie Pearson también medía cinco pies con cinco pulgadas y en nueve años en las Mayores bateó .270 con 28 jonrones.
Naturalmente no estamos contando el enanito Eddie Gaedel que los Cafés de San Luis enviaron de emergente en un juego de 1951 para que el presidente de la Liga Americana prohibiera que siguiera jugando. Medía tres pies con siete pulgadas y obviamente le dieron base en cuatro lanzamientos seguidos.
Amézaga ha estado en parte de nueve años en Grandes Ligas con un porcentaje de .247 y 12 jonrones.