EL cinco de mayo se cumplen los 100 años del nacimiento del ingeniero Alejo Perata, un hombre tan importante en el mundo industrial de México como en nuestro beisbol, y uno de los homenajes al gran personaje lo organizó la Lotería Nacional al ponerlo en sus billetes del sorteo de hoy viernes.
Ciertamente curioso que nacido en la Angelópolis y un orgullo de México, don Alejo haya nacido en un cinco de mayo, cuando se recuerda la Batalla de Puebla.
La primera vez que conocí a Alejo Peralta fue en los juegos de la Liga Invernal Veracruzana de 1952 en que patrocinó a su equipo Aztecas y se sentaba en una banca afuera del doug out del Parque Delta con su manager "Chile" Gómez para ordenarle algunas jugadas.
Sus primeros esfuerzos importantes en los profesionales fue en la Liga Veracruzana que se jugaba cada invierno y tuvo hasta dos equipos en la capital, Aztecas y Diablos Rojos. Nunca ganó un título con Aztecas, pero con los Diablos armó aquel tremendo trabuco de 1955-56 que conquistó la corona veracruzana con un gran número de jugadores de Ligas Mayores como Beto Ávila y el sensacional Jim Rivera.
Llegó a la Liga Mexicana en 1955 con sus queridos Tigres capitalinos que tuvo hasta que falleció y se convirtió en el directivo que más ayudó a desarrollar jugadores mexicanos, ganando los campeonatos de 1965 y 66 con solamente peloteros nacionales.
Después de eso las sucursales ya no produjeron buenos jugadores y el equipo se pasó 26 años sin ganar otro título, pero allí estaba don Alejo todavía en 1992 cuando ganaron la corona.
Fue Peralta el que convenció a los directivos de jugar una Liga Central exclusivamente con prospectos en 1960 y luego, en 1981, ideó la Academia de Pastejé de donde surgieron rápidamente grandes estrellas para nuestro beisbol. Precisamente en Pastejé había creado un emporio industrial.
Su amor y entusiasmo por la pelota hizo que los demás directivos lo eligieran el Alto Comisionado de la Liga Mexicana en donde duró muchos años.
Nunca se olvidó de su querida Puebla y cuando los Pericos jugaban en el Estadio Ignacio Zaragoza donó el sistema de alumbrado para los juegos de noche.
Sufrió golpes dolorosos durante su vida al fallecer sus hijos Ernesto, que tanto estaba adentrado en el beisbol y Alejo júnior. En sus últimos años padeció de un problema cerebral pero no dejaba de ir a ver a sus Tigres en un palco al lado de la caseta por la tercera base.
Se cumplen hoy pues, los 100 años del nacimiento de este gran señor, mexicano de tiempo completo como solía decir. Nunca se le va a olvidar.