ES una lástima lo que sucedió antes del juego del domingo en el Foro Sol cuando el manager Orlando Merced perdió la cabeza y dos veces se mostró muy grosero con Néstor Alba Brito, el segundo de a bordo en la presidencia de la Liga Mexicana, y cuando lo atacó verbalmente por segunda ocasión en el palco, detrás de home, el presidente del circuito, Plinio Escalante, decidió suspenderlo por el resto de la temporada.
Ahora el Águila, muy metido en los playoffs, va a tener que conseguir un manager de emergencia a menos que viniera una disculpa y un cambio en la sentencia, lo cual dudamos.
Todo comenzó porque antes del juego y en pleno diamante sostenían una conversación el manager Orlando Merced y el coach Carlos Lezcano, de los Diablos Rojos. Néstor Alba Brito llegó al parque y los llamó para decirles que la Liga prohibía que managers, coaches o jugadores tengan conversaciones en el terreno de juego, por lo que se acabó la plática.
El coach de los Diablos regresó a su caseta pero Orlando Merced mostró su disgusto por esa interrupción y dijo varias palabras gruesas con las cuales se ganó la expulsión del juego que venía aun antes de comenzar. Esto debe ser la primera ocasión que sucede en nuestra Liga.
La expulsión molestó todavía más a Merced, que se dirigió al palco de la Liga y le dijo hasta la despedida a Néstor Alba Brito, por lo que el lunes la presidencia del circuito indicó que Merced quedaba suspendido por el resto del torneo.
Algo parecido sucedió hace algunos años cuando Matías Carrillo era jugador del Tigres y en el mismo Foro Sol le cantaron un tercer strike al salirse de la caja de bateo cuando estaba aquella regla de no poderse salir en su turno. Matías también fue hasta el palco de la Liga para decir algo de lo que sentía por ese reglamento y esa decisión, siendo suspendido por un buen número de días.
Naturalmente lo de Orlando Merced fue doble agresión verbal y armó una tormenta en un vaso de agua, seguramente está arrepentido.
Sobre la regla que prohíbe a jugadores hablar con contrarios hemos visto que cuando un bateador llega a alguna base intercambia palabras con un rival y nada pasa, pero una ley es eso, una ley.
