"Mi amor, estamos cenando en Martínez de la Torre, tenía mucha hambre. Cierras bien. Te amo, ¿ya cenaste? Besitos, cuídate", fue el último mensaje que recibió Onésimo Alfonso Alegría a las 21:46 horas del viernes de su esposa, Hilaria García Bernabé.
Después ya no dio señal, cuenta el hombre consternado.
Al igual que él, Melody se quedó esperando a su esposo Ángel Villa, quien hizo planes para llegar a Piedras Negras, Coahuila, a trabajar y después reunirse con ella.
Otra mujer, Tomasa Hernández Ramos, es madre de dos hijos que ahora quedaron en la orfandad. El esposo Prisciliano Alvarado Flores iba a buscar trabajo a Monterrey.
Los protagonistas de estas tres historias, unidos por el dolor de la tragedia, abordaron este viernes a las 15:30 horas frente al palacio municipal la unidad 7079 de la línea Autotur con destino a Tuxpan, Veracruz, a reconocer el cadáver de sus familiares que perecieron en el accidente registrado cerca del Álamo la madrugada de este viernes.
LA HISTORIA DE MIGUEL Agobiado por la pobreza de su familia, Miguel Ángel Villa iba y venía al norte del país y a Estados Unidos desde 2006. Hace tres años se fue a San Antonio, Texas, donde se empleó como jornalero y hace un año conoció a Melody, con quien vivió en unión libre y juntó dinero para ir a Coatzacoalcos a visitar a sus padres, don Maximino Villa y doña Juana Treviño.
De estatura media, con el rostro desencajado y vestido con una camisa raída y un sombrero curtido por el sol, don Maximino no da crédito sobre la noticia. "Llegó hace cuatro meses, me ayudó a la siembra de frijol, maíz y chiles.
"Se dolía mucho de nuestra situación y se empleó temporalmente en el ayuntamiento y a la par íbamos a la siembra, pero el dinero no alcanzaba. 'Voy a Piedras Negras papá, trabajo para reunir y verás, te mandaré un dinerito', me dijo".
HILARIA NO LLEGÓ A SU DESTINO
La señora Hilaria García Bernabé, de 40 años de edad, iba ilusionada a visitar a su hermano en Monterrey, Nuevo León, y había aprovechado el camión que iba hacia allá, cuenta Onésimo Alfoso, su esposo. Tenían varios meses ahorrando para que ella pudiera hacer ese viaje. "Iba alegre y en el camino me estuvo enviando mensajes".
LA ILUSIÓN DE UN ESPOSO La señora Tomasa Hernández Ramos, de 38 años de edad, dice sentirse destrozada; va apoyada por su hermana para abordar la unidad rumbo al norte del estado. "No puedo creer que mi esposo haya fallecido. Él iba en busca de empleo a Monterrey, estaba entusiasmado de que ganaría bien allá para darle estudios a sus dos hijos".