El quarterback de Green Bay, Aaron Rodgers, es derribado por defensivos de Gigantes de Nueva York, ayer en la derrota de su equipo por 37-20.
Para Eli Manning y los Gigantes de Nueva York, el estadio Lambeau Field en Green Bay se ha convertido en un lugar que trae buenos recuerdos.
Tras vencer en casa a los Empacadores por segunda vez en cuatro años, ahora esperan que este viaje termine igual que el anterior, en el Super Bowl.
Manning lanzó ayer tres pases de touchdown y los Gigantes sorprendieron a los Empacadores para vencerlos 37-20 en la fase divisional de la Conferencia Nacional. El quarterback consiguió 330 yardas por aire y ahora encabezará a los Gigantes en la final de conferencia en San Francisco la noche del domingo.
Los Empacadores llegaban como campeones reinantes del Super Bowl, pero perdieron ante el que puede ser el equipo más inspirado de la NFL.
"Creo que somos un equipo peligroso", dijo el entrenador de los Gigantes Tom Coughlin. "Me gusta la situación en que estamos y cómo estamos jugando".
Los Gigantes dejaron atónitos a los campeones reinantes al anotar un touchdown tras un pase largo poco antes del descanso. Luego los noquearon con una anotación cerca del final tras una pérdida de balón de los locales.
El legendario estadio se quedó en silencio mientras los Gigantes invadían el campo para festejar. Un puñado de simpatizantes de Nueva York cantaba: "¡Vamos Gigantes!".
La victoria ocurrió a cuatro años de que los Gigantes vencieran a los Empacadores de Brett Favre en la final de conferencia. En una noche no tan helada como aquella vez, la defensiva de los Empacadores se mostró vulnerable y lista para ser desmantelada.
"Este equipo sabe cómo se gana de visitante", dijo el defensive end de los Gigantes Justin Tuck. "Parece que ahora es nuestro momento".
Manning encontró a seis receptores distintos ante una defensa porosa, pero hizo más daño cuando le lanzó a Hakeem Nicks, que atrapó siete balones para 165 yardas y dos touchdowns.
La jugada más importante de Nicks fue una atrapada para anotación de 66 yardas al final del primer cuarto.
"Fue una jugada que les dio mucho ímpetu, pero no nos desinflamos como equipo", dijo el entrenador de los Empacadores, Mike McCarthy.
Nicks ni siquiera estaba seguro si cayó en la zona de anotación: "Lo único que pensé fue: 'tengo que saltar y atraparla'", relató. "Sinceramente, no sabía dónde caí. Cuando vi dónde estaba, fue emocionante".
La defensa de los Gigantes también se destacó, al mantener bajo control la capacidad de lograr grandes jugadas que tienen Aaron Rodgers y su ofensiva.
Rodgers completó 26 de 46 pases para 264 yardas, con dos touchdowns y una intercepción. También fue el principal corredor de los Empacadores, con 66 yardas en siete acarreos.
Los problemas que supieron tener los talentosos wide receivers de los Empacadores para mantener el balón en sus manos volvieron en el momento menos oportuno.
Además, aunque la defensiva de los Empacadores fue mala durante toda la temporada, solía compensar las yardas y jugadas concedidas al forzar pérdidas de balón. Ayer, los que regalaron el ovoide fueron los propios jugadores de Green Bay, que tuvieron tres balones sueltos, incluido uno de Rodgers.