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Ulpiano

GILBERTO SERNA

Qué gran filosofía encierra la frase tropezar dos veces con la misma piedra. Ya bastante mal habla de nosotros tropezar dos veces, pero ¡que sea con la misma piedra!, es el colmo de la mala suerte. Uno puede dar un traspié por ahí, sin que eso quiera decir que tenemos la costumbre de hacerlo igual todos los días o sease siempre. Estamos ciertos que el hombre es el único animal, según la manida frase, que solemos repetir sin apenas darnos cuenta y en otras, a sabiendas de que va a suceder, sin adoptar las medidas pertinentes para evitarlo. Una sería quitar la piedra y arrojarla lejos otra sería rodearla no pasando por el mismo paraje donde ésta se encuentra o bien lo que hacen vecinos caritativos que viendo un hoyanco que deja una coladera sin tapa colocan un objeto que sobresale advirtiendo a los paseantes que en ese lugar existe un agujero a raíz de que alguien se llevó la tapadera. El primer tropiezo puede ser por desconocimiento, ignorancia o apatía, pero la segunda pifia sólo es a resultas del descuido o dejadez y, por qué no, simplemente porque somos rematadamente inútiles para evadir.

¿Tropezar con la misma piedra? No aceptamos que somos perezosos, tenemos la tendencia a hacer siempre lo mismo, nos resistimos a cambiar o es el deseo enfebrecido de autoconvencernos de que somos los únicos poseedores de la razón o somos la única especie que caemos varias veces en los mismos errores, tropezándonos en los mismos obstáculos o cayendo en la misma trampa en dos o más ocasiones. La primera experiencia no impide que volvamos a equivocarnos, lo cual no deja de ser una tontería, por no decir otra cosa. Es un poco andar por la misma huella, pisar donde pisamos antes, quizá porque el ser humano es un animal que se mueve por donde acostumbra caminar, sin querer entender que el causante de los fallos reiterados es él mismo por su incapacidad de reconocer los errores en que ha incurrido, pues hay quienes ya sea por su ingenuidad, por su despiste o porque no quieren asumirlo, se tropiezan una y otra vez con la misma piedra.

Aunque hay que reconocer que hay algunos casos en que en lugar de tropezar dos veces con la misma piedra, el tropiezo doble es con el mismo zapato. La piedra no se mueve de su lugar nosotros parecería que psicológicamente buscamos encontrarnos reiteradamente, dicho en sentido metafórico, con la misma piedra, lo que está mal está dentro de nosotros y no afuera. No se trata de ser un tarugo que no sabe a dónde va, sino simplemente un ser humano que tiende a reiterar los mismos errores de pensamiento y de comportamiento. Pero ¿a qué viene todo esto? Dejemos de teorizar y aterricemos las ideas aquí planteadas. Nos trajo a la mente el asunto por la nota que apareció el día martes 7 del mes en curso, en la primera plana, en la que dirigentes empresariales cuestionan al Andrés Manuel López Obrador a través de un desplegado en donde se asienta que ya son dos las elecciones en las que partidos de izquierda alegan fraude porque el resultado fue contrario a sus intereses. El presidente del PRD, Jesús Zambrano, les contesta exhortándolos a que respeten el ejercicio de los derechos de los partidos de izquierda.

En entrevista posterior el presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Claudio X. González dijo: siempre nos ha preocupado que López Obrador se vaya a la radicalización. Considero que su temor es injustificado. No creo que se atrevan a ponerse, lo diré con un lenguaje coloquial, a las patadas con Sansón.

Lo quieran o no, no les veo intenciones a la izquierda de romper el orden público. Vivimos en una colectividad pacífica. Nadie está por jugarse el pellejo en una aventura cuyas dimensiones son incalculables. Y menos si tenemos tribunales que pondrán las cosas en su lugar mediante resoluciones apegadas a derecho. No debemos temer a nada ni a nadie mientras se actúe con imparcialidad y absoluta justicia. Si quienes litigan en los tribunales les asiste la razón, los que dirigen esa institución, se les dará, pero si no, se les negará. No alarmarse que llegado el caso se hará justicia que, según el jurista romano Ulpiano, es la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien su derecho, (iustitia est costans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi), En fin, esperemos que las cosas no lleguen a mayores.

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