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Un enemigo llamado sequía

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Un enemigo llamado sequía

Un enemigo llamado sequía

Eduardo Hernández Carrillo

Continuamente vemos en la televisión, periódicos, o a través de las redes sociales, a cierta región del país o del mundo atravesando una fuerte sequía. Se ha vuelto un tema tan común, que hay quienes creen que el problema se ha agravado con el paso de los años a causa de algo provocado por el hombre. ¿Es así?

Para aquéllos que viven en regiones desérticas, hablar de sequía es prácticamente referirse a un asunto cotidiano. En términos generales puede decirse que en el norte de México las condiciones son áridas y las lluvias llegan en periodos muy marcados; no obstante no es que en ese sitio se viva en sequía, pues es hasta que las precipitaciones usuales no se presentan que estamos frente a ésta.

Se denomina sequía a los factores ambientales, principalmente atmosféricos de baja humedad, que se prolongan por periodos de tiempo inusuales generando afectaciones en las lluvias o bien en sus depósitos naturales como lagos o ríos. Para decir que hay sequía debemos contar con datos estadísticos que nos permitan medir la diferencia de agua con años anteriores, o detectar la alteración de los patrones naturales de la flora y fauna. Obviamente, cuanto mayor sea el tiempo de este cambio en la condición climática, mayores serán las consecuencias en el ecosistema y por supuesto en las poblaciones.

Existen lugares en nuestro planeta donde la presencia de precipitaciones es casi nula, generando verdaderos sitios hostiles para la vida. Uno de ellos es el desierto de Atacama en Chile. Pueden transcurrir varios años sin que llueva en su parte central. Sin embargo, en ese caso no puede hablarse de sequía, sino de una situación permanente de aridez. Para determinar que hay sequía en dicha localidad, el agua tendría que escasear aún más, estar fuera del ciclo normal de ese desierto. Por el contrario, en regiones como Francia o Alemania basta que pasen unos meses sin lluvias para que se hable de una fuerte sequía.

Hay que puntualizar que la sequía es un aspecto normal en el clima de la Tierra, aunque cada día se atribuye con mayor certeza al cambio climático, que sus patrones sean más fuertes año con año (al igual que pasa con otros fenómenos).

Y es que a pesar de los esfuerzos de las naciones industrializadas por generar programas que bajen la emisión de contaminantes, la cantidad de gases de efecto invernadero que lanzamos a la atmósfera es tan alta que sólo en la mitad de un siglo la alteración del clima se ha vuelto evidente. Sin duda como humanidad necesitamos buscar nuevas formas para satisfacer las necesidades energéticas de la sociedad con tecnologías limpias, de lo contrario las afectaciones a los ecosistemas y por ende a la vida serán cada día más irreversibles.

¿NUBE LARGA Y SECA?

Algunos podrían pensar que la sequía es un problema reciente, pero no es así. En México se cuenta con algunos registros históricos de pueblos prehispánicos, los cuales documentaron periodos tanto de lluvias torrenciales, como largas temporadas en donde éstas brillaban por su ausencia. Uno de esos registros data de 1450, donde textualmente se cita: En esos años llovía fuego, se perdían las cosechas y bajaba el nivel de la laguna.

Cabe mencionar que la sequía no sólo perjudica temporalmente al ecosistema, sino que influye a toda la actividad humana al bajar la disponibilidad de recursos naturales. Ya en la antigüedad esta situación generaba migraciones en busca de territorios que permitieran una existencia sin complicaciones de ese tipo. En su libro Historia de las Indias de la Nueva España e islas de tierra firme, Diego Durán narra un episodio donde el rey permite que los pobladores salgan del reino en búsqueda de mejores condiciones para la vida, mencionando que muchos de ellos jamás regresaron.

En el mismo tenor, se sabe que durante la época de la Colonia se presentaron aproximadamente 75 periodos de sequía entre los años 1521 y 1821. Asimismo, hay evidencia de extensos ciclos sin lluvias en el Bajío y en Coahuila, los cuales llegaban a durar hasta cinco o siete años.

En épocas recientes también podemos ver periodos de sequía como el de 1996 a 2003, en el cual las lluvias fueron por debajo de las estadísticas históricas. En algunas zonas tales niveles aún permanecen en cifras inferiores a la media, sobre todo el norte del país ha sido especialmente perjudicado debido a lo prolongado de esta situación.

Por otro lado cabe mencionar que el ser humano ha desarrollado ingeniosos métodos para extender la humedad de los cultivos, como la generación de lugares confinados, por ejemplo terrazas en donde la humedad se mantiene por plazos mayores y es mejor aprovechada por las plantas. Desde luego, esta no es una solución a gran escala ante la carencia de agua en los campos.

SECA REALIDAD

La sequía es detonante directo de otras afectaciones al ecosistema como los incendios forestales, que terminan por agravar el problema de la falta de agua, al reducir todavía más los recursos existentes en las áreas con vegetación. Quizá la peor ironía es que la escasez de árboles, ya sea por los mismos incendios o por la deforestación provocada por el hombre, altera los patrones climáticos y ello vuelve más severas las sequías. Asimismo pueden influir el cambio de suelos para instalar núcleos urbanos, el uso de combustibles fósiles, el fenómeno de El Niño y hasta la actividad solar.

En México la economía de casi un tercio de la población está directamente relacionada con el campo. Y prácticamente todo el norte se cataloga como una región donde las sequías son fuertes. Así, ante la insuficiencia de agua, la producción de alimentos se ve mermada y ello eleva los costos de los productos; y como todos los consumimos, nuestra economía se ve directamente golpeada.

La frecuencia y severidad de las sequías (junto a otras cuestiones políticas y sociales), ha generado que México sea cada día más dependiente de la importación del maíz, la base de nuestra alimentación. Por si fuera poco también la producción de carne y textiles se ven en aprietos, sobre todo en zonas de pastoreo de grandes extensiones, donde los animales buscan su propio alimento. Si hacemos memoria, recordaremos que tan solo en lo que va del año ya se ha informado en varias ocasiones sobre miles de cabezas de ganado perdidas, con el consecuente perjuicio a numerosas familias.

TAREA PENDIENTE

El clima de nuestro planeta es sumamente complejo. Miles de factores influyen en las predicciones y los modelos climáticos usados en supercomputadoras aún no incorporan todas las variables necesarias para alcanzar la precisión. Pero se trabaja en ello, puesto que en la medida en que comprendamos mejor el clima, podremos igualmente saber cómo lo daña nuestra actividad. Esperemos que cuando logremos entenderlo, estemos a tiempo de actuar.

Mientras tanto debemos estar preparados para desenvolvernos en casos de contingencia, teniendo presente que las sequías ponen en riesgo a comunidades completas, generando desabasto, desempleo y problemas sociales.

Cuidar el agua y hacer lo posible porque la contaminación no se eleve son acciones que quizá no evitarán que siga habiendo sequías, pero sí podrían contribuir a que éstas no se intensifiquen; lo que es más, le darán un respiro a la Tierra y a nosotros mismos.

Correo-e: eduardo@planetariumtorreon.com

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