Ocho juegos le quedan a Santos Laguna en este Clausura 2012, cuatro en casa y cuatro fuera para estar en un nuevo cierre que lo conduzca hacia la conquista de su cuarta corona, tan atorada desde hace tiempo. A veces el equipo de la Comarca asoma el buen futbol que se requiere, pero luego se esfuma.
Y la noche del sábado volvió a quedar de manifiesto que es la actitud de muchos de sus jugadores lo que tanto ha detenido, no sólo la cuarta estrella, sino muchos planes más que ayudarían a llenar siempre el nuevo y cómodo estadio y continuar las etapas pendientes.
Porque los peores propagandistas son estos señores que enfundados con los colores del equipo de la Comarca saltan a las canchas, a veces para ofrecer verdaderos conciertos de buen futbol, trazados con pinceladas geniales, o bien para andar de espectadores viendo lo que hacen los que se entregan.
Ahí tiene por ejemplo el caso de Daniel Ludueña, a quien dejaron en la banca sólo la primera parte, y al llamarlo nuevamente, su actitud fue otra, bastó tocar su primer balón para decir, presente, y así, con una de sus genialidades se elaboró el gol que destrabó el partido.
Bueno, hasta al mismo Felipe Baloy le empieza a caer el veinte, y después de tantos años de futbolista de grandes facultades, que lo tienen como figurón en su tierra del Canal, se da por fin cuenta que controlando el temperamento su valía aumenta.
Hasta el mismo Oswaldo se estaba metiendo en problemas y más sereno se le vuelve a notar seguro. Ese estadio es para tenerlo lleno, pero dependerá de la actitud de sus estrellas, de lo contrario estaremos siempre como las novias de rancho, esperando y esperando.
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