Humberto Mariles no sólo gozó de la amistad del presidente Lázaro Cárdenas, sino también de la de Manuel Ávila Camacho, incluso sus relaciones con Miguel Alemán Valdés, sucesor en Palacio Nacional, eran buenas, pero algo ocurrió de última hora.
A fines de febrero de 1948, Mariles fue requerido por el presidente Alemán, quien contundentemente expresó: "El viaje no se realiza".
Aquello fue una bomba que estalló en la cabeza del hombre que tenía 12 años preparándose con todo para partir luego a Europa a eventos previos a la Olimpiada de Londres.
Y lo interesante es que llevaba con él a Arete, el hermoso caballo que conociera en el Club Hípico Francés, y quien pronto suplió a otros con los que Mariles había triunfado, incluyendo a Resorte, su consentido, que era veloz y poderoso de piernas, pero Arete resultó mejor.
Al llegar a Roma lo esperaba Antonio Armendáriz, embajador, quien le pidió regresara a México, pues había orden de aprehensión en su contra, pero Mariles, que tenía carácter de sobra, volvió a desobedecer diciéndole al embajador, "mejor hablamos mañana".
Al día siguiente inicia una exitosa serie de presentaciones al conquistar el tradicional Concorso Ippico Internacionale, tanto es su éxito que es recibido por el Papa Pío XII el 10 de mayo, quien también felicita a los caballistas mexicanos, pero lo mejor vendría después. (Continuaremos)
Mruelas@elsiglodetorreon.com.mx
