En 1968, los Juegos Olímpicos vinieron a México y en ellos Felipe Muñoz Kapamas, con 17 años de edad, ganó medalla de oro en 200 metros nado de pecho. Le llaman "El Tibio" porque desde pequeño, al ir a nadar, no le gustaba el agua fría ni la caliente, la quería tibiecita.
Además, siempre tenía una frase muy suya, antes de cada competencia, diciéndole a quienes lo invitaban a ganar: "No se preocupen, si no gano me quedo abajo, ya no salgo". Inició desde muy niño su vida como nadador en albercas del Seguro Social.
En la de la Unidad Morelos conoció a Nelson Vargas, quien vio en Felipe un gran prospecto. Y fue Nelson el gran amigo, que incluso diariamente, viviendo en Claverías iba hasta la colonia Vértiz-Narvarte para llevarlo a entrenar junto con otros jóvenes.
Cuando Ronald Johnson, entrenador norteamericano, fue contratado para preparar a los valores que tenía nuestro país, puso especial atención en Felipe, quien a los 15 años ya tenía varios campeonatos, y lo fue llevando de la mano, puliéndole estilo y aprovechando facultades naturales.
Así, Felipe fue ganando torneos en Estados Unidos y otras partes, por lo que a pesar de su corta edad, a los 17 años, estaba ya en la Alberca Olímpica peleando la final ante rivales veteranos y de experiencia, pero él tenía en su mente ese día su famosa frase "si no gano, me quedo abajo".
Al arrancar los primeros 50 metros, Felipe se coloca en quinto sitio detrás del alemán Henninger y el estadounidense Kosinsky, en 100 metros el alemán va al frente, a los 175 metros Felipe rebasa a ambos, pero en la final escalofriante, por medio cuerpo el mexicano gana a Kosinsky para llevarse la medalla de oro.
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