Buen planteamiento había presentado Benjamín Galindo, donde la figura lo era Cándido Ramírez, sobre todo por los problemas que daba a Mosquera y ese pase que dio a Ochoa para que empatara el encuentro, después del gol de Bermúdez, pero el Maestro hizo un cambio y Santos vino abajo.
Salió Ludueña y el control del partido lo perdió de inmediato, entrando los capitalinos por donde querían, y serían Benítez y Vuoso los encargados de terminar la goleada. La pregunta queda en el aire, por qué salió el Hachita.
Santos había iniciado el partido con serenidad, con ese futbol de acompañamiento que empezó a preocupar a las Águilas, sobre todo en la segunda parte cuando Cándido hacía sudar y sufrir a Aquivaldo.
Y conste que al principio Ochoa no tomaba bien los balones, notándose desencanchado, mientras que Morales casi ni se notaba. Los que hacían un escalonamiento casi perfecto eran Mares y Cándido.
Ahora esperamos que el miércoles, con gente descansada, Santos pueda traerse buen resultado de Monterrey, para cerrar la semana siguiente aquí en el Corona con casa llena y se pueda conseguir un campeonato más.
Esperamos que el jugador número doce se ponga ya la camiseta verdiblanca y apoye a este equipo que ya merece tener su cuarta corona.
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