La cultura del deporte comienza a desarrollarse en el hogar. Es en el seno familiar donde el niño, mientras va creciendo, va enterándose de las preferencias que tienen sus seres queridos en el deporte, las artes o la cultura, hay que tomar en cuenta que no todo es futbol en la vida.
O sea, que en cada hogar hay preferencias diferentes, mismas que van impactando al menor. Habrá hogares donde la cultura será prioritaria, no así el deporte. Y esto a la larga será lo que irá marcando el rumbo y el camino del menor.
En aquellos hogares donde lo prioritario es el beisbol, el futbol, la natación o el voleibol, tendrá también repercusión en los infantes. Entratándose del futbol, en cada hogar hay preferencias por determinados equipos, impactando también en los gustos del niño.
Así, por ejemplo, en algunos hogares dominará Chivas, América o Cruz Azul. Y lo más importante, será el cómo se derivan esas preferencias, con admiración, con respeto y con educación. Este renglón es sumamente importante, ya lo veremos.
Ese respeto se debe considerar como la vía de escape, el relax o el entretenimiento, tan necesarios en el quehacer de la vida, y no como una tensión o una carga para los fines de semana. Esta pausa debe ser tomada como un descanso o una terapia de relajamiento.
Estos son los puntos principales que tiene la teoría del deporte, debe ser un descanso para la mente y el espíritu, el saber gozar semanalmente de su pasatiempo favorito. En Estados Unidos así lo toman, no importa el lugar que tenga su equipo, lo apoyan incondicionalmente.
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