Cuando parecían rotas las esperanzas, casi al final, Oribe Peralta, observado por Chepo de la Torre en un palco, anotó los dos goles que necesitaba Santos para estar nuevamente en otra final, en busca de su cuarta corona, y Tigres por perdonar goles casi cantados, se va de vacaciones.
Ricardo Ferreti, que había hecho un buen planteamiento defensivo, y que parecía liquidar temprano el encuentro con dos goles de Héctor Mancilla, era al final nuevamente el hombre enojado, desesperado, porque no podía creer lo que ocurría.
Y por fin apareció el jugador número doce que apoyó y empezó a gritar: sí se puede, sí se puede, lo que animó a los Guerreros a seguir luchando y a Darwin olvidarse de su personalismo para cederle el balón a Peralta para que anotara.
En Monterrey, que ya se preparaban para una final de clásico regio, tendrán que esperar, porque esta mitad de semana Santos va en busca de nueva travesura y cerrará en casa donde debe conseguir ya esa cuarta corona que está atorada, pero ahora sí puede ser lagunera, por fin.
Basado prácticamente en el poder ofensivo de Christian Benítez, a quien no le funcionaron las balas en el último tirón, el América no pudo pasar el charco de semifinales que encontró en la anegada Sultana, sin embargo haber estado ya en la liguilla fue todo un éxito y tendrá que armarse mejor.
Bienvenido el León a la Primera División, equipo que duró largos años, que parecían siglos, pero ya está de nuevo en el mejor futbol. En el ínter, hasta laguneros con su capital hicieron la lucha. Actualmente queda en el plantel el lagunero Edwin Santibáñez, gran jugador y mejor persona.
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