En el túnel, antes de salir a la cancha del estadio de los Vaqueros de Dallas, se formaron las selecciones de México y Brasil, y ahí se vio el afecto que muchos seleccionados brasileños tienen por Giovani Dos Santos, especialmente Neymar y otros veteranos, que lo saludaron de abrazo.
No hay que olvidar que Giovani es hijo de brasileño y sin embargo siempre, desde muy pequeño, dijo que era mexicano y le gustaría representar a nuestro país. Recordamos que en el pasado Mundial de Sudáfrica ganó muchas simpatías entre niños y jóvenes de aquel país.
A los africanos les gustaba la forma en que Gio encaraba a rivales altos, fuertes y de más edad. Él era feliz burlándolos y yéndose al frente con balón dominado. Y el domingo con su sorpresivo gol abriría la puerta para que México venciera a los famosos rivales de la tierra de su padre.
Vimos un buen desempeño en los mexicanos, especialmente en quienes estaban en la zona defensiva, donde se estrellaban los embates amazónicos. Ahí Héctor Moreno, jugador que no recibe mucha publicidad, volvió a mostrar por qué sigue triunfando en Europa.
A Javier Hernández la fama no lo ha mareado, sigue siendo el muchacho sencillo que conocimos durante el pasado Mundial, cuando su padre nos platicó que a punto estuvo él de venir a la Comarca Lagunera en sus tiempos de futbolista.
A Carlos Adrián Morales y a Paco Torres les deseamos lo mejor ahora que emigran a tierras michoacanas, para formar parte del equipo Monarcas, igualmente a Carlos Ochoa, enrolado ya con los Panzas Verdes de León. Ellos, en su momento, ayudaron a Santos Laguna.
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